Germinación de semillas viejas

Soft Secrets
30 Nov 2012

Aunque se puede mantener viva una variedad como planta madre, al cabo de los años su vigor suele declinar. Las semillas, por el contrario, mantienen la genética en todo su esplendor siempre que se conserven bien.


Con un poco de cuidado aguantan cinco o diez años sin problemas aunque la capacidad de germinación va descendiendo año tras año. En periodos más largos las cosas se complican y cada vez germinan menos. El problema viene cuando a un largo periodo de almacenaje se unen unas condiciones de conservación poco óptimas. ¿Qué hacemos en una situación así? Este artículo explica cómo nos enfrentamos al reto de germinar unas semillas que llevan más de tres lustros en un congelador.

Por José T. Gállego Debía correr 1998 y yo era un cultivador lleno de ganas e ilusión que, aunque llevaba un par de años cultivando, aún tenía poca experiencia. Tuve la suerte de coincidir con Scott Blake, el famoso Shantibaba, en uno de sus viajes a Barcelona y me regaló (igual que a muchos otros cultivadores) un montón de semillas de varios cruces. En alguna entrevista ha contado que en aquella época regaló más de ¡tres kilos de semillas! La verdad es que aquellos híbridos eran oro puro y de ellos salieron algunas plantas magníficas que se han utilizado en muchos cruces posteriores. Durante unos años cultivé muchas de aquellas semillas y comprobé su gran calidad. Poco después, con la gran proliferación de nuevos bancos fui probando nuevos híbridos y me olvidé de los viejos cruces de Shantibaba.

Limpiando un gran congelador de arcón que tenemos en casa, me encontré en el fondo con un viejo táper de plástico de color naranja. Enseguida me acordé de lo que contenía, no me lo podía creer, allí estaban los cruces de Scott, o lo que quedaba de ellos al menos. Una pequeña muestra de siete de los nueve cruces que llegaron a mis manos en 1998. Junto a ellos, había una nota, era una fotocopia de la lista de cruces con la letra de Shantibaba:

1- Índica: Hash Plant x Sabe Tooth ♂ 2- Widow x Widow ♂ 3- Sativa: Hawaian x Big Bud ♂ 4- Widow x Big Bud ♂ 5- Índica: Merry Cristal x ? Índica ♂ 6- Big Bud x Widow ♂ 7- Cristal Limit x Widow ♂ 8- Sativa: Orange Bud x ? ♂ 9- White Butterfly x Big Bud ♂

La primera planta de cada cruce es la hembra (♀) y la segunda el macho (♂).

En aquel táper aparecieron semillas de todos los cruces que recibí de Shantibaba, salvo del número 1 y el 8, una pena por otro lado pues, hasta donde recuerdo, eran muy buenos híbridos. El caso es que decidí probar algunas de estas semillas, por un lado para ver su capacidad germinativa después de quince años en el congelador y, por otro, para compararlas con las plantas actuales. De los cruces disponibles me dispuse a probar tres: Widow x Widow, Widow x Big Bud y Big Bud x Widow.

Primer intento

Siete semillas de cada variedad fueron puestas en vasos de agua destilada durante 24 horas, a una temperatura de 20 a 25º para, a continuación, pasarlas a servilletas húmedas, dentro de tápers, a la misma temperatura. Al día siguiente habían germinado dos Widow x Widow, tres Widow x Big Bud y cuatro Big Bud x Widow. Nueve semillas de 21 (42%) habían germinado en 48 horas, un resultado fantástico teniendo en cuenta las tres décadas de antigüedad de los cañamones.

Rápidamente las pasamos a macetas negras cuadradas de 6,5 litros rellenas con Canna Coco Profesional y previamente regadas con una solución muy suave de Canna Coco A+B y Rhizotonic, con una EC de 0,55. Las macetas con las semillas se colocaron bajo una lámpara HM 400w, a unos sesenta centímetros de la bombilla.

Contentos como niños de cumpleaños nos preparamos para el espectáculo de ver a las plántulas asomar de la tierra. Sentados frente a las macetas pasaron siete días y las plantas no aparecieron. Algo pasaba. Desenterramos las semillas con todo el cuidado para encontrarnos que seguían tal y como las habíamos sembrado, ligeramente abiertas y con unos pocos milímetros de radícula asomando. ¿Qué había pasado? Probablemente, las semillas conservaban muy poca vitalidad y, aunque fue suficiente para que comenzaran a germinar, no tuvieron fuerza para seguir creciendo. El primer intento había resultado un completo fracaso. Afortunadamente todavía nos quedaban semillas pero habría que ayudarlas si realmente queríamos que germinasen.

La germinación

El proceso de germinación de una semilla requiere agua, calor y oxígeno. En el caso del cannabis la temperatura óptima es de 20 a 26º C. La germinación comienza cuando las condiciones adecuadas de temperatura y humedad hacen que las semillas absorban agua y el embrión se hinche, rompiendo la cubierta seminal. Al principio, puesto que no tiene un sistema radicular activo, el embrión debe alimentarse de la reserva de nutrientes que contienen los cotiledones, que son las falsas hojas redondeadas que forman las dos mitades de la semilla. Para ello y por medio de enzimas, va descomponiendo estos nutrientes y trasportándolos hasta el embrión.

La radícula es la primera parte en crecer, asoma de la semilla en cuanto se abre y enseguida se ancla al terreno y brota pelos capaces de absorber agua y nutrientes. En cuando se fija al suelo y la plántula tiene un punto de apoyo, empieza a estirar el hipocótilo (que es el tallo de la plantita) hasta sacar a la superficie los cotiledones, medio cubiertos todavía por la cubierta seminal. Una vez al aire, los cotiledones se abren y se desprenden las dos mitades de la cubierta seminal. A partir de este momento la planta empieza a realizar la fotosíntesis y a alimentarse por sí misma.

Ayudando a nacer

Las semillas de cannabis tienen una capacidad de germinación fantástica, cercana al cien por cien durante los dos o tres primeros años, pero que luego se va reduciendo. Si se guardan las semillas en un lugar frío (nevera o congelador), dentro de un recipiente hermético sin humedad ni luz, pueden durar bastante más. Aunque la cantidad de semillas que germinarán se irá reduciendo cada año, si se almacena un número suficiente en buenas condiciones, se puede considerar que las semillas se conservan casi indefinidamente, pues siempre habrá un porcentaje capaz de germinar.

Uno de los problemas más frecuentes al germinar semillas muy viejas es que, como suelen tardar más tiempo en hidratarse y nacer, a menudo son atacadas por hongos o bacterias. Por ello, es conveniente utilizar métodos más o menos estériles para reducir las probabilidades de infección. Conviene hervir el agua que vamos a utilizar o añadirle 4 ml/litro de lejía doméstica sin aditivos. Es recomendable utilizar sustratos estériles para reducir el riesgo de que se infecten las plántulas.

Para favorecer una hidratación rápida decidimos escarificar (rascar) ligeramente la cubierta seminal con papel de lija. Se enrolla un trozo hasta formar un cilindro, con la lija hacia dentro y se fija con cinta adhesiva. Tras introducir las semillas en el interior del cilindro y tapar ambos extremos con los dedos, sólo hay que agitarlo durante un par de minutos para que la lija haga su trabajo.

En las semillas muy viejas los hidratos de carbono de reserva se van descomponiendo. Lo mismo pasa con las vitaminas y algunos minerales. Llega un momento en que las semillas han agotado casi completamente sus reservas y aunque siguen teniendo capacidad de germinar, su alimento se agota antes de realizar todo el proceso. Se puede intentar añadirles algunos nutrientes con la esperanza de que los puedan utilizar.

La ciencia conoce algunas sustancias que actúan como promotoras de la germinación. Las más habituales son fitohormonas que las plantas producen para regular muchos de sus procesos internos, como las citoquininas , giberelinas y auxinas. La siguiente receta de Jugo de Raíces me la enseño el Reverendo X, un buen cultivador de la vieja guardia cannábica de Barcelona. Él ya no está con nosotros pero nos dejó este sencillo sistema para obtener una solución de fitohormonas. En un vaso con un poco de agua se pone a germinar un puñado de semillas de trigo, lentejas, garbanzos o cualquier otra similar. Cuando las raíces tienen tres o cuatro centímetros de largo, se cortan todas las raíces y se trituran junto con el agua que quede en el vaso. Este líquido es rico es auxinas y otras fitohormonas estimulantes del metabolismo vegetal, se suele diluir en diez litros de agua y fumigar sobre las plantas para aumentar su crecimiento.

No todos los promotores de la germinación son hormonas, también hay vitaminas (B1, tiamina), sales minerales como el nitrato de potasio o, incluso, seres vivos. Es el caso de la levadura panadera, Saccharomyces cerevisiae, la misma que se utiliza para elaborar vino o cerveza.

La levadura debe a su composición su utilidad como promotor de la germinación. Es rica en citoquininas pero también contiene proteínas, carbohidratos, lípidos, ácidos nucleicos y numerosos minerales, así como tiamina, riboflavina, piridoxina, biotina, B12, ácido fólico y triptófano.

Según un estudio realizado por la facultad de agricultura de la Universidad Kafrelsheikh de Egipto con semillas de remolacha, el porcentaje de germinación de las semillas se incrementó en más de un cincuenta por ciento tras sumergirlas en una solución de cinco gramos de levadura por litro de agua.

Segundo intento

Decididos a lograr germinar con éxito estos viejos cañamones, planeamos la jugada y estudiamos los ingredientes que tenemos a mano pensando en posibles estimuladores de la germinación hasta que diseñamos un experimento con el objetivo de comprobar si alguno de ellos funciona. Al final decidimos elaborar ocho soluciones estimuladoras y nutritivas distintas. En cada una sumergiremos un grupo de semillas durante dieciocho horas antes de pasarlas a servilletas de papel. Todas las disoluciones se preparan con agua de osmosis inversa hervida para esterilizarla. En total, se destinan 53 semillas al experimento.

Solución 1: 5 ml de purín de ortigas de 15 días, en 100 ml de agua. Solución 2: 10 ml de Jugo de Raíces, disuelto en 100 ml de agua. Solución 3: un puñado de flores de manzanilla infusionadas con 100 ml de agua. Solución 4: 0,5 gr de levadura en 100 ml de agua. Solución 5: 5 ml de Bud Candy (un estimulador de floración de Advanced Nutrients rico en azúcares, aminoácidos y vitaminas) en 100 ml de agua. Solución 6: 0,5 ml de Emerald Shaman (un abono de crecimiento con microelementos de Advanced Nutrients elaborado con extractos de plantas) en 100 ml de agua. Solución 7: una mezcla de 15 ml de cada una de las soluciones 1 a 6. Antes de introducir las semillas en las soluciones estimulantes, se escarificaron con papel de lija para facilitar la rehidratación. Dieciocho horas después se pasaron a servilletas humedecidas con agua de osmosis hervida prestando especial atención a que no estuvieran demasiado empapadas. Como un segundo control se sembraron varias semillas directamente en tierra, sin hidratarlas previamente.

Tras 24 horas en las servilletas, comprobamos que se habían abierto bastantes semillas, prácticamente el cincuenta por ciento. En los días siguientes se fueron abriendo algunas más, las últimas unos seis días después de ponerlas en las servilletas.

Inmediatamente, las trasplantamos a macetas rellenas de Light Mix de Biobizz. Intentamos colocarlas con la raíz emergente hacia abajo y a poca profundidad para que no tuvieran que hacer grandes esfuerzos para nacer. Hay que tener mucho cuidado al manejar las semillas germinadas pues la radícula es muy delicada y se puede romper o dañar fácilmente.

Solución

  • Producto
  • Abiertas/
  • Sembradas
  • % semillas
  • abiertas
  • Plantas
  • nacidas

 

Purín de ortigas

  • 4 de 7
  • 57%
  • 0

 

Jugo de raíces

  • 4 de 7
  • 57%
  • 0

 

Infusión de manzanilla

  • 4 de 6
  • 57%
  • 0

 

Levadura

  • 5 de 6
  • 83%
  • 0

 

Bud Candy

  • 3 de 5
  • 60%
  • 1

 

Emerald Shaman

  • 4 de 7
  • 57%
  • 0

 

Mezcla soluciones 1 a 6

  • 5 de 7
  • 71%
  • 0

 

Agua de osmosis

  • 5 de 5
  • 100%
  • 0

 

  • Siembra directa
  • Se siembran tres pero bajo
  •  tierra no se ve si se abren

 

Pese a la gran cantidad de semillas que se abrieron y fueron trasplantadas a macetas, sólo nació una, del grupo tratado con melaza. Afortunadamente, también apareció una de las tres semillas que se sembraron directamente en tierra, sin hidratación previa. Ambas plantitas asomaron de la tierra a duras penas, con la cubierta seminal todavía recubriendo los cotiledones y demasiado débiles para desprenderse de ella. Con ayuda de unas pinzas retiramos las cubiertas y liberamos los cotiledones, que eran pequeños, amarillentos y muy delgados. Con mucho cuidado mantuvimos las plantas húmedas y las colocamos bajo dos fluorescentes de 55w especiales para propagación. Muy lentamente se fueron enderezando y empezaron a reverdecer. Pese a su debilidad inicial, una vez pudieron alimentarse por sí mismas mejoraron. Hoy se cumplen siete días desde que asomaron de la tierra y parecen ir por buen camino.

Conclusiones

Ninguna de las soluciones estimulantes logró mejores resultados que la solución control de agua de osmosis. Hemos conseguido dos plantas tras haber intentado germinar 74 semillas. El porcentaje de éxito es realmente bajo (2,7%) pero demuestra que no todas las semillas están muertas.

Del total de semillas, 71 se sometieron a hidratación previa y tres no. De las 71 prehidratadas sólo una llegó a plántula (1,4%). También hubo una sola superviviente entre las sembradas directamente pero como se plantaron muchas menos, el porcentaje de éxito fue mucho mayor (33%).

La conclusión más obvia es que lo mejor es sembrar las semillas en la tierra y dejar que la naturaleza haga su trabajo porque cuando los humanos empezamos a enredar, molestamos más que ayudar. Por otro lado, ambas semillas necesitaron de nuestra ayuda para desprenderse de las cubiertas seminales por lo que tampoco conviene dejarlas completamente desatendidas.

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