pH & EC

Soft Secrets
16 Mar 2019

¿Qué es el pH? Esta pregunta suele hacer que los cultivadores inexpertos se rasquen la cabeza y echen mano a su pipa o a su canuto. El pH se refiere al nivel de alcalinidad o de acidez de una “cosa” determinada; un líquido en este caso. El líquido es la solución nutriente que utilizas para cultivar tu jardín. La escala de pH empieza en 0 y llega hasta 14. Un valor de 7,0 se considera neutro, siendo alcalinos los valores superiores a 7,0, y ácidos los valores inferiores a 7,0. Es posible que ahora te preguntes por qué es importante esto. Si fueras químico, ya lo sabrías. Como no lo eres, veamos el motivo.


Adaptados a tu cultivo

La solución nutriente que empleas es básicamente un cóctel de diversas sustancias químicas. Estas sustancias pueden reaccionar unas con otras en un proceso que se llama enlazado covalente, formando nuevas sustancias químicas que no deseas. Y no las deseas porque las plantas no pueden usarlas. Este proceso de enlazado covalente depende en gran medida del pH de la solución en la que están suspendidas las sustancias químicas; agua en este caso. Sabiendo los elementos que contiene una solución hidropónica media, un químico diría que el pH óptimo sería 7,0, que es neutro.

El razonamiento de esta afirmación es que sostener neutra la solución mantendrá al mínimo el enlazado covalente de las sustancias que constituyen la solución. Pero como las plantas prefieren un nivel diferente de pH para un crecimiento óptimo, tienes que adaptarte a ello, bajar el pH, y asumir la pequeña pérdida de valores en los nutrientes. Las plantas de hoja que crecen rápido suelen preferir un pH más bajo, entre 5,2 y 5,9. Por fortuna, un pH más bajo hará que se enlacen menos nutrientes del tipo que contiene tu solución nutriente que si el pH fuera más alto. Si dejas que el pH baje del rango óptimo de 5,2 a 5,9, estarás entrando en niveles indeseables de carencias nutricionales y toxicidad, y estos dos factores pueden afectar seriamente al desarrollo de las plantas.

Estate atento. Es posible que, al investigar los diversos métodos hidropónicos que se emplean, te hayas dado cuenta de que la mayoría de medios de cultivos son relativamente inertes (lana de roca, arcilla expandida, arena, etc.). Es decir, el medio de cultivo no reaccionará con los nutrientes de la solución. En estos métodos que implican el uso de medios inertes, se recomienda un pH de 5,2 para una absorción óptima de elementos. A este nivel de pH, las raíces asimilan los nutrientes de la solución con mayor eficiencia. Si las raíces tienen que trabajar menos para asimilar los nutrientes necesarios, el resto de la planta se beneficiará. Llegados a este punto, muchos fumetas viejos que llevan cultivando desde los años 60 menearán la cabeza en señal de desaprobación, propugnando con firmeza un pH neutro de 7,0 para la solución nutriente (si es que miden el pH). Investigaciones recientes han demostrado que un valor más bajo de pH es óptimo para las plantas de hoja verde y crecimiento rápido. Mis propios experimentos con estos niveles más bajos de pH han terminado de convencerme: los cogollos son gruesos y abundantes, y los recortes producen un aceite pegajoso para morirse de bueno.

Electro-conductividad (EC)

El ajuste de la concentración de la solución nutriente según los distintos periodos de desarrollo mejora el índice de asimilación de nutrientes. La concentración de una solución se mide en función de su conductividad eléctrica (EC). Normalmente, no se proporciona solución nutriente a un esqueje recién cortado, así que la EC de la solución en esta fase no es problema. Sin embargo, las plántulas jóvenes o los clones enraizados suelen empezar a recibir 0,8-0,9 EC. Este valor aumenta a 1,2-1,4 EC durante el auge del periodo de crecimiento vegetativo. Durante el periodo de floración, la concentración aumenta aún más, hasta 1,5-1,6 EC. Esto son muchos nutrientes, y realmente son necesarios hasta la última gota. Es en floración cuando las plantas necesitan más recursos.

Una vez que las flores se han desarrollado en los cogollos, tendrás que pensar en eliminar los restos de sustancias químicas de las plantas. En este punto, la planta sigue necesitando nutrientes, pero a una concentración menor. Se recomienda reducir la concentración a 0,6-0,7 EC durante un par de días para eliminar los nutrientes que se han acumulado: no querrás acabar fumándotelos. Llegados a esta fase, hay cultivadores a los que les gusta reducir el riego con el fin de estimular la respuesta de supervivencia, por la que se generan más aceites naturales en el interior de la planta para combatir la deshidratación. Se ha demostrado que esta sequía controlada aumenta los niveles de aceites en la planta, y, por lo tanto, el THC (la cosa buena). Esta descripción general del proceso de cultivo te da el conocimiento para tomar decisiones más avanzadas sobre el pH y la concentración (EC) de tu solución nutriente. No obstante, hay que hacer unas precisiones respecto a la luz y la temperatura.

Temperatura y luz

Está aceptado que la temperatura óptima para las soluciones hidropónicas en general es 24 ºC. A esta temperatura, la mayor parte de los elementos se asimilan con facilidad, y el oxígeno atmosférico se integra en la solución con menor dificultad. Hay quienes pueden apuntar que el aumento de temperatura se traduce en un incremento de la fotosíntesis, y es cierto. No obstante, tienes que satisfacer las necesidades nutricionales de tus plantas, y evitar que la temperatura de la solución nutriente supere 25 ºC. Algunos de los equipos hidropónicos de gama alta tienen la zona de raíces/solución separada de la zona de crecimiento/vegetación. La zona de crecimiento/vegetación se mantiene más cálida que la zona de raíces/solución, aprovechándose lo mejor de ambos entornos. Mantente a la espera de un futuro artículo sobre este tema; será una buena lectura.

Como he mencionado antes, el enlazado covalente es la cruz del cultivador hidropónico. Evítalo a toda costa. En ciertas situaciones, esto es más fácil decirlo que hacerlo, pero has de saber a lo que te enfrentas. En cada enlace covalente que se forma, se gasta energía. Esta energía se toma del entorno en forma de calor, energía química o luz. Si tienes que mezclar una gran cantidad de solución nutriente cada vez, o si compras solución premezclada, mantén el líquido a oscuras y -sobre todo- fresco. Mantener la solución fresca y a oscuras no proporcionará a las sustancias químicas inestables la energía requerida para lo que quieren hacer: formar enlaces covalentes estables. El primer elemento químico que busca un enlace covalente suele ser el hierro. El hierro es notablemente libre para formar enlaces con casi cualquier cosa que se encuentre. Si tienes que añadirlo a tu solución nutriente con otros oligoelementos químicos, hazlo justo antes de aplicar la solución nutriente a las plantas. De esta forma, las raíces tienen oportunidad de competir con las demás sustancias químicas de la solución, incluyendo al hierro.

Medición del pH y la EC

Medir el pH es relativamente sencillo, y dispones de una buena cantidad de métodos para hacerlo. El método más económico y rudimentario requiere tomar una muestra de la solución. Esta muestra se pone en un vial limpio que se suministra con el kit de pH. A continuación, compruebas el pH añadiendo una gota del líquido que incluye el kit en el vial (no en la solución). El reactivo hace que la solución cambie de color, normalmente a tonos de verde o de azul verdoso. Este color se compara con una tabla de colores que viene con el kit. El color más parecido es el pH de la solución. El método que utilizo es más preciso, y requiere hacerse con un medidor de pH, que es un instrumento relativamente económico. El medidor comprueba el pH hasta una décima de punto, y ha demostrado ser indispensable; una buena compra. Otros medidores analizan la EC de la solución. En este tema, no hay vuelta de hoja. Si quieres controlar la EC de tu solución nutriente tienes que comprar el medidor. Si sólo cultivas en ocasiones aisladas o poca cantidad, compra un medidor más barato, o mezcla los nutrientes siguiendo las instrucciones de las etiquetas. Si cultivas a tiempo completo gasta un poco más y asegúrate de la fiabilidad que ofrece un instrumento de calidad.

Ajuste del pH y de la EC

Ahora ya sabes qué son el pH y la EC, y también que los enlaces covalentes dependen de ambos factores. Bien. ¿Y qué haces con este conocimiento recién adquirido? La respuesta es simple: añadir ácido. Saber qué añadir y cuándo hacerlo es fundamental para tener éxito como cultivador. Cuando el nivel de pH es demasiado alto (alcalino), puede bajarse con ácido sulfúrico o fosfórico. Cuando el valor de pH es demasiado bajo, puede subirse con carbonato cálcico, cal o potasa. La mayoría de fertilizantes causan un cambio del pH en la solución nutriente. Añadir fertilizante a la solución nutriente resulta casi siempre en un pH más ácido. Ajústalo convenientemente.

Es importante manejar de manera adecuada todas estas sustancias químicas. La primera regla general es no hacerlo cuando estás colocado. Simplemente, no lo hagas; las plantas pueden prescindir de un abonado si es necesario. Otra regla general es utilizar cristal o plástico, nunca metal. Los nutrientes reaccionan con los elementos libres del metal, y alteran las proporciones de nutrientes. El cristal y el plástico no tienen este problema, así que llégate primero a la sección de cocina de tu tienda más cercana. Nunca añadas el ácido al depósito de nutrientes. Llena un pequeño contenedor de cristal con la solución a ajustar, y añade unas gotas del producto químico necesario. Agita bien, y ve añadiendo pequeñas cantidades al depósito de solución hasta alcanzar el equilibrio adecuado de pH. Eso es todo al respecto. Ya estás en marcha. Con el paso del tiempo, la cantidad de sales producidas por la descomposición de los fertilizantes en el medio de cultivo hacen que éste se vuelva cada vez más ácido. Esto puede llegar a un punto en que la concentración de sales en el medio atrofie la planta y provoque que el follaje se estropee.

Además, a medida que las plantas van envejeciendo, sus raíces se vuelven menos efectivas en llevar alimento a las hojas. Para evitar la acumulación de estas sales en el medio de cultivo, y para garantizar que las plantas reciban todos los nutrientes que necesitan, asegúrate de enjuagar el sistema con agua limpia y pH equilibrado cada dos semanas. Realiza esta operación en lugar del abonado que corresponda al ciclo de cultivo. Siempre ha habido un gran debate sobre el momento de ajustar el pH; si hacerlo antes de añadir los nutrientes, o hacerlo después. Hemos consultado a una experta, y nos dijo que ambas opciones son válidas. El motivo de ello es que el agua rara vez es neutra: o es ácida o es alcalina en función de tu zona. Nuestra experta química afirma que la forma utilizada por los profesionales consiste en ajustar primero el agua para que sea neutra (pH 7,0). A continuación, añadir los nutrientes a la solución químicamente neutra, y ajustar hasta alcanzar un valor de pH entre 5,2 y 5,9. Tiene sentido.

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