Sin autocultivo no hay libertad

Soft Secrets
21 Jun 2017
Dentro de unos años, veremos la legalización del cannabis y el autocultivo como la del divorcio ahora mismo. En su día causó un gran revuelo, la gente estaba en contra, y ahora lo vemos como un derecho tan básico que nadie se lo cuestiona. La regulación de la marihuana traerá muchas más consecuencias positivas que negativas; un nuevo mercado emergente con posibilidades casi infinitas de crecimiento, mayores beneficios para las arcas del Estado, miles de puestos de trabajo y nuevas pymes y emprendedores. Menos narcotráfico, mayor educación y prevención de riesgos en las escuelas y, por supuesto, menos dinero invertido en perseguir a cultivadores y consumidores. Pero, parece ser que el Gobierno prefiere centrarse antes en las pocas consecuencias negativas que supuestamente podrían ocurrir en caso de legalizarla. En primer lugar, se excusan en un posible aumento del consumo entre la población. Sin embarco, el último estudio realizado sobre drogas (EDADES) afirma que la marihuana es la única droga cuyo consumo ha aumentado durante los últimos años. Esto demuestra el fracaso de su política prohibicionista y desmonta el mito de que con la legalización del cannabis aumentaría su consumo, ya que ya está aumentando y no está legalizada. Además, quien quiera fumar marihuana, la va a consumir aunque no esté legalizada, ya que según este mismo estudio, los españoles creen que es muy fácil conseguir marihuana en menos de 24 horas en el mercado negro. Entonces, digo yo, ¿no será mejor aplicar una política de reducción de riesgos, informar a la sociedad sobre los beneficios y riesgos del consumo de cannabis, regular su consumo y recaudar con impuestos en vez de multas? La solución al problema parece fácil, lo malo es cuando intervienen factores que no actúan según la lógica o la ética, sino que se entrometen con el fin de salvaguardar sus propios intereses. Es el caso del Gobierno de España y de sus amigos los empresarios. En Estados Unidos, se dice que algunas empresas cerveceras donaron grandes sumas de dinero a los prohibicionistas porque tenían miedo de que, con la legalización del cannabis, bajara el consumo de alcohol. ¡Qué ignorantes son! Si conocieran de verdad el perfil del consumidor medio de marihuana, se darían cuenta de que podrían explorar un nuevo mercado con infinitas posibilidades, ya que muchos consumidores de cannabis lo somos también de cerveza. En España pasa algo parecido, pero con las farmacéuticas. Primero, intentarán frenar la regulación del cannabis medicinal por miedo a que sus medicamentos dejen de venderse. Cuando vean que esta batalla está perdida, se dedicarán a intentar adueñarse del mercado con su propio monopolio, por lo que atacarán el autocultivo, y está batalla sí que podría llegar a ser una derrota para los autocultivadores si no defendemos nuestros derechos. ¿De qué sirve legalizar el cannabis, si no nos dejan cultivarlo? Sin autocultivo, no hay libertad, y por ello hay que luchar por nuestros derechos frente a los intereses de las grandes empresas. La regulación del cannabis está en marcha, tarde o temprano se legalizará su consumo medicinal, y más tarde el lúdico. Ahora, somos nosotros, los consumidores, los que tenemos que construir el camino de la legalización basándonos en nuestros derechos, sin dejar que el Gobierno y las grandes empresas se coman el pastel. En nuestras manos está, liar el cambio.
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