Escoger semillas - Cinco categorías para todos los gustos

Soft Secrets
22 May 2017

Los cultivadores principiantes siempre se han liado bastante entre la abundante oferta de semillas de cannabis, pero en la última década han aparecido nuevas categorías como las variedades autoflorecientes o las ricas en CBD que han venido a complicar aún más la elección.


Semillas regulares (producen machos y hembras)

Ya no quedan muchos bancos de semillas que comercialicen semillas regulares. Son las semillas de toda la vida, las que se llevan sembrando desde hace milenios y las que la planta produce en estado silvestre pero, últimamente, cada vez son menos frecuentes. Aproximadamente la mitad de las semillas regulares dan plantas hembra y la otra mitad plantas macho, pero es imposible distinguirlas antes de sembrarlas y hacerlas crecer.

Para el cultivador comercial o quien tiene un espacio limitado, las semillas regulares tienen la desventaja de que se desaprovechan la mitad de las plantas, los machos, pero no hay que olvidar su gran ventaja, se pueden reproducir con extrema facilidad. Sólo hay que cultivar juntos un macho y una hembra para que los cogollos de esta última se llenen de cientos de semillas. Esta capacidad le ha permitido al cannabis perpetuarse durante miles de años y es la garantía que tenemos los cultivadores de poder seguir cultivando aunque se prohiba la venta de semillas. Sin semillas regulares es mucho más difícil producir semillas. En mi opinión, las semillas regulares son las únicas que aseguran el futuro del cultivo de cannabis. Como mínimo, todos deberíamos guardar unas pocas en el fondo del congelador, por si las cosas cambian y hay que volver a métodos clásicos. No sería la primera vez, ni probablemente la última.

Semillas feminizadas (sólo producen hembras)

Se han convertido en la nueva norma, prácticamente todas las semillas que se comercializan son feminizadas, es decir sólo dan plantas hembra. La enorme ventaja de estas variedades es la total ausencia de machos lo que evita perder espacio, tiempo y recursos en plantas que se tendrán que eliminar. Por otro lado, el cultivador se ahorra el proceso de sexado de las plantas así como el riesgo de una polinización accidental a manos de un macho tardío que haya pasado inadvertido. Hasta la aparición de las semillas feminizadas la única forma de cultivar sólo hembras era a partir de esquejes. Ahora también se puede empezar desde semilla sin ver nunca una planta macho. [caption id="attachment_4074" align="alignnone" width="500"] Las semillas feminizadas permiten aprovechar el espacio al máximo.[/caption] La producción de semillas feminizadas se lleva a cabo cruzando dos plantas hembras y, para lograrlo, se cambia el sexo a una de ellas mediante la aplicación de tiosulfato de plata (conocido también como STS por sus siglas en inglés). La planta tratada brota flores macho cuyo polen se emplea para fecundar las flores de la planta hembra. Las semillas resultantes, como provienen de dos plantas hembras, sólo dan lugar a hembras. Parte de la culpa de la popularización de las semillas feminizadas le corresponde a la situación legal del cannabis. Debido a que los jueces suelen tener en cuenta el número de plantas a la hora de evaluar la gravedad de una plantación, muchos cultivadores eligen feminizadas para sembrar el menor número de plantas posible con el objetivo de minimizar los riesgos en caso de ser descubiertos.

Semillas fotodeterminadas

Tradicionalmente, las variedades psicoactivas de cannabis eran siempre de floración fotodeterminada, es decir, requerían noches de una duración mínima determinada para empezar a florecer. El cannabis se ha ido adaptando a lo largo de su proceso de evolución al clima en el que vive, germinando en primavera cuando acaba el frío y creciendo y floreciendo durante los días cálidos del verano y madurando antes de que, con el otoño, llegue el frío. En una planta de cannabis fotodeterminada, dependiendo de la variedad, para que se desencadene la floración la duración de la noche debe ser de entre diez y doce horas. En el hemisferio norte estas largas noches se dan entre finales de julio y finales de septiembre. La duración menguante de las noches indica a la planta que el verano avanza y debe florecer para acabar de madurar antes de que llegue el frío en el otoño. 

Semillas automáticas o autoflorecientes

La popularización de las variedades automáticas no ha llegado aún al nivel de las feminizadas pero, al ritmo al que está aumentando la demanda, no sería sorprendente que se convirtieran en las variedades más vendidas en unos pocos años. Al contrario que las variedades de floración fotodeterminada, las variedades automáticas o autoflorecientes empiezan a florecer cuando la planta alcanza cierta edad, independientemente de qué fotoperiodo haya en ese momento. Por lo general, las variedades automáticas florecen a partir de las dos o tres semanas de vida, cuando apenas tienen poco más de palmo de altura, pero continúan creciendo durante prácticamente toda la floración. Las autoflorecientes más rápidas se cosechan unos 60 días después de germinar, mientras que las más lentas pueden llegar a alargarse un mes más. Gracias a su corto ciclo de vida es posible hacer varias cosechas de automáticas seguidas en la misma temporada. Debido a que tienen un ciclo de vida más corto, las variedades automáticas suelen ser menos productivas que las fotodeterminadas, aunque el trabajo de selección y mejora que llevan a cabo los bancos de semillas está reduciendo poco a poco esta diferencia. Algo similar sucede con los aromas y la psicoactividad de las autoflorecientes, pese a que eran claramente inferiores a las de sus primas fotodeterminadas las variedades mejoran año tras año. El resultado final en cuanto a calidad y producción esta directamente relacionado con las horas de sol que reciben las plantas. Cuanto más largos sean los días, mayor es el tamaño y la productividad. Los mejores meses para cultivar autoflorecientes son mayo, junio, julio y agosto, aunque abril y septiembre tampoco están mal. 

La clave para obtener la mayor producción posible de un espacio determinado con autoflorecientes es realizar dos o tres cosechas sucesivas a lo largo de la primavera y el verano. Un buen truco para aprovechar algo más el espacio consiste en sembrar la nueva tanda de plantas una semana antes de cosechar la primera. Mientras germinan y hasta que crecen un poco, son tan pequeñas que caben en cualquier sitio. Una vez se cosechan la primera tanda de plantas, se sitúa las nuevas en su lugar. Utilizando variedades de no más de 70 días es posible realizar tres cosechas de autoflorecientes entre abril y septiembre. Las variedades automáticas son muy apreciadas por los pequeños cultivadores urbanos que siembran en el balcón, ya que su menor tamaño facilita mucho su ocultación. Por otra parte, es posible programar su siembra de manera que las plantas estén listas para cosechar antes de que el cultivador se vaya de vacaciones, algo imposible con las varieadades fotodeterminadas. El principal inconveniente de las variedades automáticas es que, como florecen con cualquier fotoperiodo, es imposible mantenerlas en fase vegetativa como plantas madre de las que sacar esquejes. Debido a esto no se pueden guardar los parentales y se deben seleccionar nuevas plantas para cruzar en cada generación. La ventaja es que cada año la variedad evoluciona y va mejorando. A los bancos de semillas les encantan las variedades autoflorecientes, como no se pueden reproducir por esquejes hay que sembrar semillas obligatoriamente. Además la cosecha es rápida, pero la producción por planta es menor, por lo que hacen falta más semillas para obtener la misma producción.

Semillas con CBD

En los últimos años han ido aumentando el número de variedades de cannabis con niveles más altos de CBD. Las variedades con CBD también tienen THC pero la combinación de ambos cannabinoides produce una psicoactividad más moderada y tranquila. Esta combinación es muy apreciada por los usuarios terapéuticos de cannabis, ya que les permite medicarse sin notar unos efectos psicoactivos demasiado intensos que pueden resultar molestos en la vida diaria. Hay también usuarios recreativos de cannabis que prefieren este tipo de psicoactividad más relajante y suave. Dentro de las variedades con CBD y en función del contenido de este cannabinoide y de THC se encuentran variedades con distintas combinaciones: THC alto/CBD alto, THC bajo/CBD bajo, THC alto/CBD bajo y THC bajo/CBD alto. El CBD o cannabidiol no es psicoactivo pero altera los efectos del THC. Aumenta los efectos alegres y placenteros y reduce la ansiedad o la paranoia. Terapéuticamente el CBD es ansiolítico, analgésico, antiinflamatorio y anticonvulsivo, entre otras propiedades. El cultivo y consumo de variedades con CBD no está tan extendido como el de variedades ricas en THC pues los usuarios recreativos, que son la mayoría, suelen preferir estas últimas. Sin embargo, entre los usuarios terapéuticos sí tienen bastante aceptación. 

Combinaciones

Hemos visto las grandes familias de semillas: fotodetependientes, autoflorecientes, regulares, feminizadas y con CBD pero los bancos de semillas combinan estos tipos para lograr toda una gama de tipos de semillas: fotodependientes regulares, fotodependientes feminizadas, fotodependientes regulares con CBD, fotodependientes feminizadas con CBD, autoflorecientes regulares, autoflorecientes feminizadas, autoflorecientes regulares con cBD y autoflorecientes feminizadas con CBD. Claro que, sin duda, las que más se venden son las fotodependientes feminizadas y las autoflorecientes feminizadas. Un buen sistema para maximizar la producción y, al mismo tiempo, disfrutar de una cosecha temprana parcial sin renunciar a la amplia gama de sabores y psicoactividades que proporcionan las variedades fotodependientes es combinar la siembra de autoflorecientes y fotodeterminadas. las primeras crecen más rápido y ocupan el espacio mientras las segundas aún son de pequeño tamaño. Cuando las automáticas sean cosechadas a principios o mediados del verano, dejarán espacio libre para el total desarrollo y crecimiento de las fotodeterminadas. Los cultivadores comerciales prefieren hacer grandes plantaciones de la misma variedad pues es más fácil mecanizar el trabajo y cuidar a todas las plantas por igual. Sin embargo, para quien cultiva para su propio consumo siempre es más recomendable sembrar una selección de diversas variedades con características diversas para poder ir variando durante el año y para disponer de distintos efectos psicoactivos apropiados para momentos distintos: al menos una Sativa, una Índica, un híbrido y una con CBD. Desde el punto de vista de la eficiencia del cultivo siempre es mejor combinar variedades de maduración temprana con otras de maduración tardía. El espacio se aprovecha mucho mejor pues cuando las tempranas florecen las tardías aún son pequeñas y cuando las tardías florecen las tempranas llevan tiempo cosechadas. Aparte del mejor aprovechamiento del espacio hay otra ventaja importante cuando sembramos variedades con distinto momento de madurez y es que aumentamos la probabilidad de cosechar algo: si las lluvias vienen muy pronto dañan a las tempranas pero no a las tardías, si vienen tarde dañan a las tardías pero no a las tempranas. 

Sativas, indicas e híbridos

Dentro de cada una de las categorías que hemos ido viendo se pueden encontrar variedades con distintas genéticas o cruces de ellas. Las dos grandes familias del cannabis psicoactivo: Indicas y Sativas, se han seleccionado y cruzado teniendo en cuenta patrones de crecimiento, tipos de psicoactividad, aromas y sabores o fecha de cosecha para crear distintas variedades adecuadas a los gustos y necesidades de todos los cultivadores. En general, las variedades Índicas suelen ser de menor tamaño, floración más rápida, cosecha más temprana, psicoactividad más narcótica y menor producción por planta mientras que las Sativas se suelen hacer más grandes, son más lentas en florecer, se cosechan más tarde, poseen un efecto estimulante y son muy productivas. Estos son rasgos generales de las dos subespecies de plantas pero las características de cada planta pueden variar mucho, de manera que hay Sativas tempranas e Indicas tardías, o Sativas que producen poco e Indica que producen mucho. La oferta de semillas es abrumadora, hay docenas de bancos de semillas y miles de variedades. Mi recomendación es comprar semillas de un banco que haga las cosas bien y respete al cultivador. Es importante que la información que ofrezca de las variedades sea completa y cierta, sólo así es posible elegir con criterio. También me parece vital que sea capaz de mantener las variedades en catálogo muchos años para poder volver a comprar las que más nos gusten.

 

Text: José T. Gállego

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