Las raíces del éxito

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23 Jan 2015

A menudo veo cultivadores que no son suficientemente conscientes de lo esenciales que son las raíces de sus plantas. No sirve de nada gastar mucho dinero en una enorme colección de abonos y aditivos raros, si las raíces no están sanas ya que no serán capaces de absorberlos. Las raíces son la boca del cannabis y la tierra que las rodea es su estómago. Sin raíces sanas no hay buenos cogollos.


A menudo veo cultivadores que no son suficientemente conscientes de lo esenciales que son las raíces de sus plantas. No sirve de nada gastar mucho dinero en una enorme colección de abonos y aditivos raros, si las raíces no están sanas ya que no serán capaces de absorberlos. Las raíces son la boca del cannabis y la tierra que las rodea es su estómago. Sin raíces sanas no hay buenos cogollos.

A menudo veo cultivadores que no son suficientemente conscientes de lo esenciales que son las raíces de sus plantas. No sirve de nada gastar mucho dinero en una enorme colección de abonos y aditivos raros, si las raíces no están sanas ya que no serán capaces de absorberlos. Las raíces son la boca del cannabis y la tierra que las rodea es su estómago. Sin raíces sanas no hay buenos cogollos.

Las raíces de las plantas absorben agua y nutrientes del suelo que luego emplean para fabricar tejidos.La salud del sistema de raíces resulta clave para que las plantas cultivadas sean productivas. Si las raíces están poco desarrolladas, son débiles o sufren alguna enfermedad su capacidad de absorción se ve reducida o bloqueada, lo que afecta directa y drásticamente al crecimiento de la planta.
La primera raíz que asoma de una semilla al germinar se llama radícula. Cuando crezca se convertirá en la raíz primaria de la planta. Su cometido es crecer hacia abajo, anclando la planta al terreno y actuando como eje de la ramificación del sistema radicular. Las raíces de un planta que crece en el suelo se extienden hasta formar un reflejo subterráneo de la parte aérea, pudiendo llegar a profundizar varios metros en la tierra, aunque la gran mayoría de las raíces se extienden horizontalmente y cerca de la superficie para poder aprovechar el agua de lluvia.

De la raíz primaria nacen las secundarias y, de estas, las raíces terciarias. Las ramificaciones son cada vez más finas y ocupan de manera más o menos homogénea todo el volumen de tierra, atravesándolo en cualquier dirección. Las puntas de las más finas raicillas están recubiertas de pelos radicales que son los principales responsables de absorber el agua y los nutrientes. Los pelos radicales aumentan notablemente la superficie de absorción de las raíces. Conforme la raíces crecen, los pelos radicales más alejados de la punta de crecimiento van muriendo, pero son reemplazados por los nuevos que nacen. El sistema de raíces es también el responsable de dar soporte a la planta, anclándola al terreno para evitar que el viento o la lluvia la tumbe.

En las primeras semanas de crecimiento tras la germinación, el desarrollo del sistema radicular es mucho mayor que el de la parte aérea de la planta. Por eso es frecuente que parezca que las plantas se han estancado en su crecimiento, cuando en realidad están desarrollando unas raíces que les permitirán crecen con rapidez más adelante.

Las raíces pueden establecer asociaciones simbióticas con especies de hongos como las micorrizas. Estos hongos colonizan las raíces y facilitan la absorción de nutrientes como el fósforo o el nitrógeno, a cambio de azúcares que la planta fabrica en la fotosíntesis. Las raíces segregan numerosas sustancias como ácidos orgánicos, cuya misión es disolver los minerales presentes en el sustrato de manera que sean asimilables por las plantas.

La mezcla de agua y minerales que absorben las raíces se llama savia bruta y se reparte por todos los tejidos aéreos de la planta, para que se emplee en el proceso de la fotosíntesis en elaborar compuestos orgánicos, después se reparten por toda la planta en forma de savia elaborada.

La osmosis es el proceso físico que permite la absorción de agua y minerales por parte de las raíces. Al existir una mayor concentración de sales en el interior de la raíz que en su exterior, el agua del exterior penetra dentro de la raíz.Cuando se riegan las plantas con una solución nutriente excesivamente concentrada o con agua salada el proceso se invierte, al ser mayor la concentración salina fuera de las raíces, el agua sale de ellas y se deshidratan.

Consejos para cuidar las raíces

Usar un sustrato bastante aireado y con buen drenaje, especialmente en interior, para asegurarse de que seque lo suficiente entre riego y riego, de forma que las raíces permanezcan bien oxigenadas. El oxígeno en las raíces es tan importante como la luz o los nutrientes a la hora de obtener una buena cosecha. También conviene emplear macetas relativamente grandes, pues permiten el desarrollo de un mayor sistema de raíces. Más sustrato significa mayor cosecha y cultivo sencillo.

No abusar del riego, es necesario que el sustrato se seque bastante antes de volver a mojarlo. Las raíces necesitan oxígeno y los riegos demasiado frecuentes les impiden respirar. Si el exceso de humedad se prolonga en el tiempo las raíces se debilitan o, incluso, se pudren. Las plantas toleran perfectamente que el sustrato se seque, siempre que no permanezca mucho tiempo así. La alternancia de periodos húmedos y secos permite que las raíces se mantengan fuertes y activas.

Controlar el nivel de salinidad del sustrato ya que tiene una gran influencia en la capacidad de absorción de nutrientes de las raíces. Para medirlo hay que regar las plantas y recoger el agua que escurre por los agujeros de drenaje de la maceta. Al comparar la salinidad del agua antes y después de atravesar el sustrato se puede descubrir si las sales se han acumulado. Por ejemplo, si se riega con agua de osmosis (con una EC de 0 mS) y el agua que drena de la maceta tiene una EC de 2,5 mS, se puede intuir que el nivel de sales del sustrato es muy elevado, necesita un lavado con agua abundante para reducir la salinidad y permitir que las raíces absorban correctamente los nutrientes.

Si el pH del sustrato o del agua de riego es demasiado alto o demasiado bajo, ciertos minerales quedan bloqueados y no pueden ser absorbidos, por lo que hay que mantener el pH entre 5,5 y 7. En cultivo hidropónicos de interior se suele mantener en la banda baja de este espectro (pH 5,5-6) mientras que en tierra el ideal es un pH entre 6 y 7.

Siempre que sea posible conviene oxigenar la solución nutritiva y el agua de riego con una bomba de aire y un burbujeador de acuario, mantenerla a una temperatura relativamente fresca. Hay que tener en cuenta que la mayor capacidad de disolución de oxigeno en el agua se da a 16ºC.

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