Rototom, un festival muy familiar

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21 Aug 2012

De bebes rosados a ancianos con las rastas blancas


De bebes rosados a ancianos con las rastas blancas

La presencia multicultural es algo que podíamos obviar en el Rototom, nada más que con los stands de comida ya se ocupa casi todos los continentes. Pero los miles de visitantes que pasan por las puertas cada día, no lo forman tan sólo grupos de jóvenes. Hablamos de familias enteras que hacen del Rototom sus vacaciones, gente de todas las edades moviendo la cabeza a ritmo de Roots. Por algo será.

La oferta del Rototom es increíble. Tanto así que muchos reconocen que ni si quiera les gustaba el Reggae (al menos antes de llegar al festival) y terminan con un “el año que viene me traigo a mi madre”. Pongamos en el ejemplo más extremo asociándolo al concepto de festival: unos padres de familia con un adolescente, un niño, un bebe, la abuela y un tito en silla de ruedas. ¿Qué hacemos en el Rototom?

Puede parecer difícil, pero desde que el bebé se despierta temprano, uno puede estar disfrutando de actividades culturales y sociales que implican o no la música (que siempre está presente, aunque solo sea de fondo). En Vivir la energía, la gente empieza la mañana con meditaciones comunes, lo cual se acompaña muy bien después con un té en la “jaima” moruna. Tanto en esta zona como en la de enfrente, que es la Aldea Africana, hay talleres y cursos durante todo el día. Percusión africana, cocina, música espiritual, yoga, construcciones biodegradables, cocinas ecológicas, como no un par de Sound Systems… Ya llega la hora de comer, todos los miembros están ya despiertos, listos y en el recinto del festival. Algunos pensarán que es lo que pasa con el tito en la silla de ruedas y la verdad es que nada, el Rototom está totalmente equipado para que las personas con minusvalías disfruten del festival como todo el mundo o más. Un ejemplo, el palco frente al Main Stage para personas con sillas de ruedas. Y así varios más, como los caminitos sobre la arena o los baños específicos. Pero a lo que estábamos, que la familia sigue con hambre. Pues como comentábamos, existen restaurantes de todo tipo de todas partes del mundo en cada terracita, plaza o sombra del Rototom. Tan sólo hay que ponerse de acuerdo

La hora de la siesta, ya se lo dijimos ayer: una hamaca familiar. Pero da que cualquier no quiere/puede dormir, pues Magicomundo abre sus puertas para los más pequeños y RotoCircus comienza también para los más atrevidos. Muy rejuvenecedor y divertido las clases de acrobacias en el suelo, que al fin y al cabo es yoga por parejas y te estira cada vertebra de la espalda…te deja nuevo después de varios días durmiendo en el empedrado del camping. Pues entre sombras, siestas risas y malabares, ya se ha pasado la tarde, subida al camping para darse una duchita. Más tarde comenzarán los conciertos, la fiesta y vuelta a empezar.

Estén atentos y sígannos en Twitter y Facebook para información actualizada sobre los debates cannábicos en el Rototom Sunsplash.

Texto: Miky Pérez

Fotografía: Patricia Sanz

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