Cosecha 2011: comunicado de los clubes vascos

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06 Dec 2011

Los Clubes Sociales de Cannabis reclaman seguridad para sus actividades. EUSFAC, entidad que agrupa a la mayoría de estas asociaciones en la CAPV, denuncia que sufren el acoso de los ladrones, falta de seguridad jurídica y competencia desleal por parte de falsas asociaciones.


Los Clubes Sociales de Cannabis reclaman seguridad para sus actividades. EUSFAC, entidad que agrupa a la mayoría de estas asociaciones en la CAPV, denuncia que sufren el acoso de los ladrones, falta de seguridad jurídica y competencia desleal por parte de falsas asociaciones.

Los Clubes Sociales de Cannabis reclaman seguridad para sus actividades. EUSFAC, entidad que agrupa a la mayoría de estas asociaciones en la CAPV, denuncia que sufren el acoso de los ladrones, falta de seguridad jurídica y competencia desleal por parte de falsas asociaciones. Acudieron el día 26 de octubre al foro sobre el cannabis organizado por el Ararteko, a fin de solicitar una regulación legal clara y protección frente a los delincuentes.

Los Clubes Sociales de Cannabis (CSC) son asociaciones sin ánimo de lucro, formadas por personas adultas usuarias de cannabis, que organizan sus propios cultivos de cannabis en circuito cerrado para evitar a sus miembros los riesgos del mercado negro. Estos cultivos se amparan en la jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre el llamado consumo compartido, lo que obliga a estas asociaciones a cumplir una serie de condiciones para no incurrir en delito, siendo las principales la distribución en circuito cerrado limitada a un grupo concreto y determinado de personas adultas y la ausencia de ánimo de lucro.

A pesar de que una larga serie de resoluciones judiciales unánimes avala el carácter no delictivo de nuestras actividades, lo cierto es que el cultivo y tenencia de cannabis para el uso personal no están regulados con claridad. Este hecho genera una situación de inseguridad jurídica que ocasiona que ni las personas usuarias ni la propia policía tengan claros los límites de la legalidad, lo que provoca una serie de situaciones rocambolescas que explicamos a continuación.

Más robos y con más violencia.

Como todos los años, el final del verano ha supuesto el inicio de la campaña de robos de marihuana, un fenómeno que se ha hecho habitual en Euskadi y que este año ha tenido como triste novedad un llamativo aumento en el nivel de violencia con el que se producen este tipo de asaltos. Varias asociaciones de EUSFAC hemos sufrido robos con fuerza, intimidaciones e incluso asaltos con violencia. Cada día más se trata de grupos de delincuentes profesionales, perfectamente organizados, que venden luego el producto robado.

La situación respecto a los robos de cannabis es cada vez más explosiva. Las víctimas de robo, personas que en muchos casos cultivan para su propio consumo o el de su círculo más cercano, no se atreven a denunciar los ataques que sufren por miedo a ser denunciados a su vez por el mal llamado "delito contra la salud pública". Ello hace que los ladrones se sientan seguros y se comporten con absoluto descaro, lo que está llevando a una peligrosa espiral que este año ya ha dejado un muerto en Cantabria, cuando un cultivador, cansado de sufrir robos y no poder denunciarlos, disparó contra un ladrón que entró en su casa a robarle las plantas.

Visto que el simple consumo de drogas ilícitas está despenalizado en el estado español desde 1974, EUSFAC exige que de una vez se determine algo tan elemental como el número de plantas que una persona puede poseer para su propio uso. De esta forma, las personas que cultivan su propia marihuana, restando de paso recursos al mercado ilícito, podrían obtener de las fuerzas de seguridad la protección que corresponde a lo que realmente son: ciudadanos y ciudadanas que ejercen sus derechos sin perjudicar a los demás. No entendemos que se mantengan en vigor una legislación que, en la práctica, facilita el trabajo de los ladrones-traficantes y condena al miedo y a la clandestinidad a personas respetables que no cometen delito alguno.

En este sentido, EUSFAC hace un llamamiento a que se denuncien los robos de marihuana cuando se produzcan. Cultivar cannabis para el propio uso no solo es legal, sino además totalmente legítimo, ya va siendo hora de que nos comportemos en consecuencia. Si no reclamamos nuestros derechos, incluyendo la legítima propiedad de nuestras plantas, nunca nos serán reconocidos. También animamos a las personas usuarias de cannabis a no comprar marihuana que sospechen que pueda proceder del robo, a fin de no fomentar esta práctica.

Cultivo de un club

Cultivos con presunción de culpabilidad.

A pesar de lo anteriormente expuesto, EUSFAC quiere poner de manifiesto que se está produciendo un cambio en la actitud de las fuerzas de seguridad, en especial de la Ertzaintza, a la hora de abordar la cuestión de los cultivos asociativos de cannabis. Conscientes de que los tribunales llevan años avalando la legalidad de nuestras actividades, los agentes policiales intentan adaptar su forma de actuar a la realidad de la jurisprudencia. Sin embargo, esta realidad choca con el criterio de que, por principio, toda plantación de cannabis es ilegal y se debe intervenir cuando se tiene conocimiento de alguna de ellas.

Esto provoca situaciones paradójicas, como la reciente imputación (abierta a día de hoy) contra una asociación con precedentes judiciales favorables por presunto tráfico de drogas, al ir a denunciar un intento de robo. Igual sucede en el caso de denuncias de particulares o del hallazgo casual del cultivo. Como consecuencia de ello, varias asociaciones de la FAC tienen casos abiertos en los tribunales, a pesar de que todos los casos judiciales anteriores nos han sido favorables.

Para evitar en lo posible estas situaciones, las asociaciones de EUSFAC hemos decidido comunicar en lo sucesivo la ubicación de nuestros cultivos a la correspondiente comisaría de la Ertzaintza, algo que se ha empezado a llevar a cabo este año. Pretendemos así evitar intervenciones policiales innecesarias que causan un gasto público inútil y perjudican gravemente a muchas asociaciones.

Falsos clubes sociales: La adulteración llega al asociacionismo.

Desde EUSFAC queremos denunciar que, ante la falta de regulación y de control por parte de las autoridades competentes, está apareciendo un número creciente de asociaciones cuyo funcionamiento parece difícilmente compatible con la legalidad vigente. De hecho, su forma de actuar, más que a una asociación de personas usuarias, nos recuerda a los coffee-shops holandeses: Se trata de lugares de acceso prácticamente abierto, donde se distribuye cannabis obtenido en el mercado negro, con absoluta opacidad fiscal y una gestión interna caracterizada por la falta de transparencia y la ausencia de democracia. En vez de defender los derechos de las personas usuarias, lo que hacen es enriquecer a sus promotores a costa de vulnerar los derechos de los mismos usuarios a los que dicen representar.

Consideramos que dichos grupos se están aprovechando de la labor llevada a cabo durante años por parte de las verdaderas asociaciones, con objetivos que nada tienen que ver con los fines sociales que declaran para poder inscribirse legalmente. Como además se abastecen en el mercado negro, a cuyo mantenimiento contribuyen, se da la paradoja de que tienen menos problemas legales, ya que el control policial se concentra en los cultivos, algo de lo que estas falsas asociaciones carecen. De esta forma, quienes más intervenciones policiales y judiciales sufrimos somos precisamente los colectivos que nos esforzamos por respetar la ley.

Reunión de la FAC

De la autorregulación al control externo.

Las asociaciones de EUSFAC, ante el vacío legal existente, hemos establecido una serie de normas y mecanismos de autorregulación que permitan garantizar, en la medida en que lo permite la confusa situación actual, que funcionamos dentro de la legalidad. Reclamamos a los poderes públicos que correspondan a ese esfuerzo y, como corresponde a un estado de derecho, establezcan una regulación legal clara del autocultivo individual y colectivo de cannabis y se hagan cargo de esa labor de control preventivo que ahora llevamos a cabo los propios CSC.

Queremos destacar que todos los cultivos colectivos desarrollados por las asociaciones federadas están debidamente protegidos y señalados, con sus protocolos de actuación, la documentación completa de la asociación, su correspondiente peritación y notificados a la Ertzaintza, policías locales y diversas instituciones.

Los Clubes Sociales de Cannabis son una realidad asentada y con amplia aceptación social, ofreciendo una alternativa real al mercado negro para más de 3.000 personas. Apostamos por un modelo transparente, democrático y no lucrativo, con una plena orientación de prevención y asistencia social que minimice los daños y riesgos, y potencie el uso responsable. En un momento en el que el debate sobre políticas de drogas ha llegado a un punto álgido, con cada vez más sectores reclamando cambios en políticas cuya inoperancia es evidente, creemos que los CSC son una opción de regulación con muchas ventajas y que podría implantarse de inmediato en numerosos países, como de hecho está sucediendo.

Hacia un modelo de regulación legal.

Las asociaciones de EUSFAC venimos desarrollando desde hace años diversas iniciativas políticas para conseguir una regulación clara que respete nuestros derechos y acabe con esta situación kafkiana. Entre estas iniciativas se encuentra la comparecencia en la Comisión de Justicia e Interior del Parlamento Vasco el pasado año 2010, de la que aún esperamos resultados prácticos y diversas reuniones mantenidas con diversas instituciones, entre ellas el Ararteko, al que pedimos amparo ante la anormal situación que padecemos.

Fruto de esas gestiones fue el foro "Cannabis, usos, seguridad jurídica y políticas", organizado por el Ararteko el día 26 de octubre en Donostia, donde se dieron cita diversas instituciones (policía, fiscalías, poder judicial, Gobierno Vasco,...) y expertos para, entre otras cosas, tratar de hallar una manera de regular la producción, distribución y uso de cannabis más justa y eficaz. EUSFAC, entidad promotora del evento, fue uno de los principales ponentes.

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