Trabajando la genética pura cepa de Medellín

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27 Jun 2019

La genética colombiana hoy se conoce mejor que nunca. La regulación del cannabis en Colombia ya está dando sus resultados. Varias empresas se dedican a la crianza. El país tiene míticas variedades y también grandes cultivadores que las hibridan. La legalidad está permitiendo el cruce de variedades autóctonas y el conocimiento del germoplasma de sus landrace.


Por Jhohan Rincón

Hace una década un minucioso y dedicado proceso de cultivo de cannabis empezó a desarrollarse en el municipio de Bello, en Antioquia, Colombia. Las condiciones del territorio garantizan cosechas todo el año, aseguradas por el particular fotoperiodo colombiano que permite florar durante los 12 meses del año. Un equipo de trabajo de breeders aprovecharon las condiciones de producción de cannabis para seleccionar cuidadosamente una variedad de parentales. Y desarrollar unas 100 genéticas diferentes. Así recolectaron un nutrido y diverso germoplasma avalado por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) como semilla.

Riego controlado

En este proceso, el cultivo bajo invernadero ha sido el medio principal de producción y desarrollo. Ya que las condiciones de humedad de esta región tropical garantizan periodos de lluvia impredecibles a lo largo del año. Las lluvias son una de las principales causas en la aparición de hongos y de compactación en el sustrato. Por lo que una de las claves de la buena calidad depende principalmente del riego controlado. A pesar de no ser automatizado, los cultivadores alcanzaron un importante grado de tecnificación basado en la experiencia al momento de realizar los riegos manteniendo las raíces en condiciones óptimas. Lo que permite un acelerado crecimiento, logrando cosechas en 90 días desde su germinación sin ser autoflorecientes.

100% Humus de lombriz

Sumado a esto surge uno de los elementos más importantes en este proceso, el sustrato. O sea, el suelo donde se desarrollan las diferentes variedades. El humus de lombriz al 100%, sin mezcla alguna, se ha convertido en una controversial novedad. Su manejo es complejo y muchos cultivadores sufren efectos problemáticos de compactación al perder el control de la humedad. No obstante, es una de las claves de este proyecto. El humus como compost de lombriz roja, enriquecido con microorganismos y con un pH entre 5.5 y 6.5, crea condiciones ideales para el crecimiento y nutrición en todas las etapas del ciclo de vida vegetal. Ahora bien, estas condiciones climáticas, de suelo y humedad controlada vienen acompañadas por un sistemático manejo fitosanitario y un programa de control integrado de plagas y enfermedades basado en el control biológico. Hacemos uso de hongos entomopatógenos y de depredadores naturales para mantener a raya los hongos y las plagas que arrecian los cultivos. Además de estas prevenciones y contenciones se suma el desarrollo de variedades de cannabis cada vez más resistentes a estas recurrentes patologías y ataques. Del proceso cuidadoso de selección de parentales resistentes a enfermedades y bichos comunes se han obtenido generaciones con alta capacidad de supervivencia que disminuyen los costos de producción al evitar el uso constante de productos de control.

Genética pura cepa

Así llegamos al objetivo principal y al punto que concentra todos los esfuerzos: la genética. Las variedades propias han sido desarrolladas por más de una década. Han recorrido un lento pero exitoso proceso de estabilización a las condiciones climáticas mencionadas y una garantía de éxito de las cosechas.

La variedad bautizada como Malva CBD en tercera semana de flora. Los periodos de luz a los que fueron sometidos los parentales presentan un gran control sobre la floración (a diferencia de las variedades autoflorecientes) a pesar de su rapidez que oscila entre los 28 y 35 días dependiendo de la variedad. Ese control permite llevar al crecimiento vegetativo hasta puntos ideales, ya que con el suministro de 18 horas de luz diarias se inhibe la floración temprana y se logran los máximos desarrollos. Así mismo, los cruces y retrocruces se alimentan de un cuidadoso programa de fitomejoramiento en el que, en tanto avanzan los días y son visibles los resultados obtenidos, las variedades son mejoradas genéticamente. Uno de los principales objetivos es el desarrollo de los tricomas y su expansión a lo largo de la planta. Siempre buscando su mejor calidad y mayores grados de colonización de la resina sobre la planta.

Genética de metabolitos secundarios

Esta propuesta desarrollada a partir de una diversidad de genéticas colombianas está fuertemente orientada a la obtención de metabolitos secundarios como cannabinoides, terpenoides y flavonoides. Para su posterior extracción buscamos su manifestación fenotípica, el color que expresan sus flores, aromas múltiples y diferenciados, tamaño y velocidad de desarrollo de la planta, calidad de la flor y las de mayores niveles de desarrollo de tricomas. Las anteriores condiciones de siembra, controversiales en foros y grupos donde se han presentado los resultados, son elementos de alto valor y condiciones particulares que deben pasar por una amplia tecnificación y un control estratégico. Lo que quiere decir que no a todos los cultivadores podría funcionarles de la misma manera. El mercado es muy amplio para soluciones de todo tipo.

No obstante, buscamos el máximo de reducción de costos, el no uso de agentes y productos tóxicos o con trazas de metales pesados o pesticidas que dañen el suelo. Debemos defender el control biológico, hacer un fuerte llamado a la reutilización de nuestros sustratos vivos o con mucha materia orgánica, pues muchas veces se desconocen su uso y sus propiedades. Nos encontramos ante un proceso de investigación permanente. Producimos conocimiento e información de calidad que permita romper con una variedad de mitos sobre el cultivo de cannabis que hoy se asumen como verdad y que pueden llevar a resultados negativos. Por tal razón este esfuerzo por tecnificar y sistematizar los procesos, sumado al mejoramiento genético constante, son la base del desarrollo de una cultura del cultivo de cannabis orientada a la alta calidad y a cultivos limpios y amigables con el medio ambiente. Así se pueden obtener potentes variedades de corta duración ideales para este tipo de condiciones ambientales, aprovechando las características climáticas y obtener cosechas durante todo el año.  

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