Haciendo de una compleja interacción algo sustentable

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05 Apr 2019

La importancia de cuidar el medio ambiente en la disponibilidad de nutrientes


La tríada de Nitrógeno, Fósforo y Potasio (NPK) es la clave en los cultivos agrícolas. El cannabis no es la excepción. Para fomentar su disponibilidad no hay nada mejor que crear un medioambiente sano para la planta. La biodiversidad del medio conseguirá buenos resultados. Tal vez no sean los más frondosos o los de frutos más pesados. Pero no se puede todo. Hay que elegir. Y prefiero elegir cuidar el ambiente.

La biodiversidad del planeta es clave. No solo para la sustentabilidad de la Tierra sino también para los cultivos y en definitiva para la vida animal y vegetal. La biodiversidad es una compleja cadena de relaciones entre los reinos animales y vegetales que viene evolucionando hace miles de millones de años. Los procesos climáticos terrestres han permitido el desarrollo de la vida tal cual la conocemos. Estos procesos han desembocado, por ejemplo, en la turba que usamos en nuestro cultivo como si fuera agua sin razonar mucho de dónde viene y cuál será su destino. La turba es uno de los principales sustentos de cualquier cultivo agrícola, es parte indisociable del suelo que tanto necesitamos. La tierra es parte fundamental de la biodiversidad en el planeta. Por eso es tan importante su cuidado y su preservación.

Muchas veces los cannabicultores, sobre todo principiantes, pero también en granjas clandestinas de grandes extensiones contaminan su suelo utilizando plaguicidas, funguicidas y otros agroquímicos sin noción, ni control. No todos lo saben, pero el suelo contiene una cuarta parte de la biodiversidad planetaria. En un metro cuadrado de suelo pueden llegar a haber 1.000 especies de invertebrados según la Oficina de Naciones Unidas para la Agricultura la Alimentación (FAO —por sus siglas en inglés—). A nuestros pies conviven animales vertebrados con lombrices, ácaros, nemátodes, insectos, hongos y bacterias. Y su interacción permite el equilibrio, la homeostasis. El trabajo de bacterias y hongos tiene una importancia vital en el cultivo del cannabis. En el suelo degradan los restos orgánicos para que se conjuguen con la biomasa, los mineralizan. Hay otros seres vivos que mineralizan los restos orgánicos. Como las lombrices, que liberan los nutrientes tan importantes para las plantas y descomponen la materia orgánica de residuos y metabolitos de plantas, animales y microbios. Cuando esta mezcla es rica en biodiversidad cualquier planta lo notará.

Nitrógeno: la clave del verde

Cualquier cannabicultor sabe de la importancia del Nitrógeno (N) en el cultivo. Es uno de los nutrientes básicos para cualquier actividad agrícola. En su creación juegan varios tipos de bacterias que lo fijan desde el aire para que sea asimilable para las plantas. Que haya una buena disponibilidad de nitrógeno para las plantas depende directamente de la calidad, es decir de una rica biodiversidad, del sustrato. Algunas de las bacterias benéficas están presentes en el suelo. Pero otras, entre ellas, los rizobios, están presentes en sinergia con ciertas plantas cuyos rizomas se benefician de ellos. El Nitrógeno de la atmósfera es asimilado por el suelo mediante las bacterias desnitrificantes. Junto al amonio, que también proviene de las bacterias del suelo y los nitritos (formados por las bacterias nitrificantes) conforman el nitrato que permite a las plantas asimilar el nitrógeno de la atmósfera, siempre en sinergia con estos tres elementos. Este gas de la tabla periódica aporta vigor a la planta. Eso se traduce en follaje bien verde, también en la propagación de hojas y frutos.

A su vez, es el principal elemento para brindarle resistencia a la planta ante los invasores patógenos, pero también ante inclemencias climáticas o heridas. Por el contrario, cuando el nitrógeno escasea el crecimiento se ralentiza. Puede aparecer la clorosis, es decir las hojas y hasta los tallos pueden tornarse amarillas. El sistema inmune de la planta se verá afectadísimo, los cambios de temperatura le significarán mayor perjuicio y la resistencia, por ejemplo, contra los ácaros, hongos o insectos disminuye considerablemente. Sobre la interacción de las raíces con los hongos micorrícicos hemos hablado suficientemente. Esa tela que brota de las raíces es una importante esponja que absorbe lo suyo para fomentar las secreciones de azúcares que las plantas sintetizan durante la fotosíntesis y auspician, a su vez, el crecimiento de los hongos micorrícicos. Su importancia en el cultivo de cannabis es bastante alta. Porque aumentan la resistencia de la planta y por tanto su óptimo desarrollo. Entre otras cosas, crean una mayor (o menor) superficie de absorción de nutrientes. No son las únicas colonias de hongos beneficiosos. Las del Trichoderma harzianum se alimentan de hongos, entre ellos los patógenos. Por eso reduce la incidencia del eventual estrés ambiental en el desarrollo del cannabis.

Fósforo: agua y ADN

En la creación de azúcar hay otro actor insoslayable. El Fósforo (P) que hace parte inseparable de la fotosíntesis y transforma la energía lumínica en azúcares que la planta emplea para desarrollar brotes. Se concentra particularmente en las yemas y tiene un papel destacado en el sistema vascular. Su aplicación se recomienda durante las fases más críticas del crecimiento de la especie del cannabis. La floración necesita un empuje de fósforo, pero también los procesos de germinación y esquejado. Lo mismo ocurre con el sistema radicular. Los fosfatos del Fósforo son parte de la cadena de ARN y ADN de los vegetales, están dentro de cada célula. El gas del Nitrógeno (presente en la clorofila que también fomenta la transformación del sol en azúcares) son macronutrientes para el cannabis. Sin su presencia no sería posible la planta. Entre otras funciones crean la biomasa vegetal.

Potasio: electricidad y nutrición

El tercer elemento de la tabla periódica indispensable en el cultivo de marihuana es el Potasio (K), un metal que tiene importancia vital en las funciones de comunicación entre las células, carga nutrientes y los reparte en distintas partes de la planta. También, hace que el dióxido carbónico sea absorbido por los estomas, se liberen el oxígeno y otros gases que también intervienen en esta respiración que es inversamente proporcional a la humana que necesita oxígeno y exhala anhídrido carbónico. Todo ello a través de la activación de enzimas. El potasio es tan importante que es el responsable que el agua se acumule en las células, que respiren o transpiren. Además de la fotosíntesis, participa en el transporte de la carga eléctrica que reparte los nutrientes desde la raíz hasta los ápices o los frutos.

Al igual que los otros macronutrientes, el potasio está presente en los tejidos del sistema vascular que lleva y trae agua, nutrientes y azucares en una compleja interacción con nitratos, fosfatos y calcio. Cuando la relación de este flujo es buena el crecimiento de la planta es con fuerza. Cuando empiezan los problemas, empieza el declive que se nota en la planta. Uno de los síntomas principales de la falta de potasio son los cogollos pequeños, pero también el típico amarilleamiento de hojas, sobre todo de las inferiores. Lo mismo que pasa con la falta de Nitrógeno. Muchas veces la detección de estas carencias se confunde por sus similitudes. La absorción de potasio ocurre en las raíces porque su disponibilidad es prácticamente total en el sustrato. Y los bioestimulantes de bacterias beneficiosas pueden significar una gran ayuda en su absorción y disponibilidad.

¿Bioestimulante industrial o casero?

En cada growshop se puede comprar una buena base de NPK, incluso puede haber soluciones distintas para vegetación o floración cuando la planta requiere ajustes en su disponibilidad. Pero yo soy de la idea, tal vez romántica, que hacer la mezcla de un buen sustrato es posible y que no es “tan” necesario comprarlo.

Los fertilizantes industriales priorizan algunas funciones que son ventajosas para la planta, pero a costillas de empobrecer otros organismos. La planta no es solo Nitrato, Fósforo y Potasio (NPK), también es la vida del sustrato mismo. ¿Por qué les parece que habitualmente se recomienda tirar el sustrato anterior y empezar uno nuevo? Dirán que para evitar plagas. Es verdad. Pero no es menos verdad que en buena medida se lo recomienda porque el suelo se empobreció. Los microorganismos que son beneficiosos para la planta se pueden agregar de forma orgánica y eso también lo hemos visto en varios reportajes anteriores. A mayor materia orgánica de calidad habrá mayor diversidad y eso fomentará un buen crecimiento del cannabis.

El humus es un gran aliado para ello porque hace que los nutrientes estén disponibles de mejor manera y por más tiempo que el de una simple turba. Además, hace estable el pH del suelo y amortigua eventuales cambios violentos. El compost, incluso restos de otras especies vegetales y la descomposición final de la compostera casera también ayudarán en la disponibilidad de macro y micronutrientes. Siempre de algo hay que prescindir. La fórmula perfecta no existe. Yo elijo proteger el medio ambiente con una tierra preparada con sustratos minerales y vegetales. Uso una cuarta parte de tierra, otra cuarta parte de humus de lombriz, algo de harina de hueso y perlita. Es lo que me ha dado mejor resultado en casi todos los especímenes.

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