¿Por qué cada cual por su lado entre los cannábicos? - Una pelusa en el ombligo del movimiento

Soft Secrets
23 May 2018

Me llama tanto la atención la cantidad y la entidad de los conflictos que existen en el mundo del activismo del cannabis que pensé en escribir esto. En son de paz. Pero en son de alerta: las reformas siguen y los movimientos están divididos.


Es difícil ser justo al decir que el mundo del cannabis está en crisis por sus propias peleas. Sus activistas, los cannábicos, las organizaciones de la sociedad civil, las empresas, los funcionarios de gobierno y tantos otros actores que hacen al mundo a veces llamado cannábico o “de las drogas”, está plagado de peleas, egos, prejuicios, intereses y ausencia de objetivos comunes compartibles. La construcción de una fuerza social capaz de mover algo más que clichés, pancartas, leyes y voluntades que quedan a la deriva, no ha sido evaluada. Tampoco es fácil. Luchas de egos o conflictos por no saber gestionar lo grupal destruyen la más mínima unidad del movimiento en casi toda América Latina.

La mayor parte de los conflictos son por nada en particular. Pero fíense en la evolución, o más bien la involución de los movimientos sociales que se dedican al cannabis desde el nuevo milenio. Recuerden cuando había dirigencias, había gente que acompañaba, había camaradería. Hoy las divisiones surcan todos los países. En Uruguay tras la regulación se vino todo abajo. Casi todas las organizaciones sociales que pusieron el cuerpo a la represión primero y luego a la discusión y defensa de lo que todavía era un proyecto de ley ahora están prácticamente desmembradas. Es verdad que surgieron otras, pero con cometidos bien específicos.

En Chile, pasó algo parecido. La unidad eclosionó. Y las personas que estaban metiendo, haciendo que las coordinaciones entre las regiones funcionaran se abrieron. Todo está disperso. Claro que siempre hay excepciones, las que hacen que las cosas sigan pasando. En Brasil cada movimiento —hay varios— pelea por lo suyo. Estuve hace unos meses por allá y no vi más que peleas entre los movimientos sociales, los pocos cannábicos que resisten, los usuarios de drogas, el movimiento social que trabaja vive y lucha en la favela. Cada uno con su discurso, desperdigados mientras el criminal que hace de presidente se relame ante cada desbande. Perú también: dos movimientos. Ecuador: todo quieto por falta de quórum. Paraguay nunca pudo tener un gran movimiento, probablemente por miedo, al castigo. Argentina debe ser el país del mundo con más movimientos cannábicos autónomos. Y hasta donde sé hay poca coordinación.

Cada uno puede comprobar esto en su propia ciudad. Donde muchas veces lo que pasa es que este discurso de que el cannabis salvará al mundo se transforma en que un representante local de los misterios del cannabis salvará, antes de salvar al mundo, a su propio feudo y su propia ciudad. No todos, claro que no. Pero unos cuantos de estos personajes se arropan el derecho y la sabiduría de la quintaesencia del cannabis. Se convierten en los que más saben, quienes todo lo saben y guardan sus secretos como en una secta. Son una especie de gurú del cannabis y de todos sus misterios. Siempre se consiguen una corte de adeptos, muchos de estos monaguillos terminan retirándose rápido porque se dan cuenta que sus pastores son embusteros. Son tipos que porque sacan más o menos buenas plantas, o las sacan de verdad buenas, consiguen su parroquia de fieles que le prendan el incienso y les lleven la vela durante la misa.

Comen la ostia en la boca y allá van como loros a repetir barbaridades. Porque la información de verdad de cómo sacar un buen cultivo, rara vez la dan, en estos personajes hay más misterios que información, más misterios que cosecha. ¿Existen o no estos personajes en tu pueblo, en tu ciudad? Por favor. Qué miseria. De solo pensar en los daños que han causado al movimiento me dan ganas de llorar. Hay daños que no se ven. Otros son visibles como la división del movimiento en toda América Latina. A mi me llama la atención como una parte sustancial del movimiento cannábico en América Latina está destruido, salvo honrosas excepciones. ¿Cómo es esto? ¿El cannabis está a punto de legalizarse en todos los países de América Latina (bueno, en casi todos o al menos unos cuantos de alguna manera) y el movimiento está hecho mierda? ¿Nadie se junta, más que para hacer copas? Súper. ¿Pero van a dejar todo en manos de políticos a los que no les creen? ¿O en manos de políticos que no conocen el uso del cannabis? El mundo “cannábico” se pasa mirando la pelusa de su propio ombligo.

¿Qué importa si no son las cosas que yo pienso o si es un poco más o menos de lo que piensan otros lo que hay que hacer? Lo importante es juntarse y que alguna cosa funcione. A veces las reuniones de los movimientos parecen guerras de guerrillas, pero no de plantas sino de pelotudos que lo único que hacen es dividir y dejar que la desidia haga el resto. Que ganen los malos. Estamos durmiendo la siesta y le estamos haciendo ganar la guerra al verdadero enemigo: el prohibicionismo y su represión. A veces pienso que una parte de la debacle en la militancia se debe a que somos autocomplacientes. No estamos dispuestos a escuchar al otro, mucho menos a trabajar con el otro si no hace lo mismo que hago y pienso yo mismo. Y eso se llama ser necio.

A veces pienso que solamente hay cierta estupidez, pero otras veces creo que la policía está ganado. No tengo pruebas para decir esto. Pero pongamos por caso que los aparetejos policiales se quieren meter en los movimientos y crear discordia para que nada avance. ¿No sería algo posible? Siempre estuvieron detrás de las drogas. ¿Perderían su monopolio ahora? Lo digo sin paranoia. Tratando de creer que estoy equivocado. Lo pienso como una hipótesis. Mejor dicho: es solo una idea. El que gana la batalla es el prohibicionismo o una regulación al 10%. Con toda la división que hay para mi que ganaron ellos, ganó el odio, el resentimiento y el ombliguismo. Volvamos estar más cerca y construir desde la diferencia, el entendimiento y la buena onda. Sino, nos comen los de afuera. por Alpargata Haze

S
Soft Secrets