Los agentes patógenos

Soft Secrets
23 Mar 2018

Es importante conocer a los agentes patógenos más frecuentes en nuestros cultivos, cómo surgen, cómo atacan a nuestras plantas, cómo son y las consecuencias reales para la salud que conlleva consumir plantas que se encuentren infectadas o con esporas. Al poder conocerlos mejor, también nos resultará más fácil prevenirlos y combatirlos. 


Oídio

El Oídio es un tipo de hongo parásito que se encuentra clasificado dentro del reino Fungi y en la familia de las Erisifáceas. También suele ser habitual denominarlo vulgarmente “el mal blanco”. Se manifiesta en nuestras plantas y lo vemos muy claramente ya que ataca sus partes aéreas, de una forma aislada al comienzo, y luego se expande con gran rapidez por toda la planta; en poco tiempo puede llegar a dañar no solo a la planta en sí, sino también toda el área de cultivo. La gran ventaja es que el síntoma más determinante y característico es la aparición de manchas blancas en las hojas, de una forma puntual al principio, y luego más generalizada, hasta cubrirlas en buena medida con su micelio –tiene un color que va de grisáceo a blanquecino, o blanco– de aspecto y textura o tacto algodonoso. De todas formas, estos síntomas son propios del desarrollo normal del Oídio; si se diese el caso de un ataque muy severo y agresivo, este hongo podría hacer que la planta amarillease prácticamente todas las hojas y después se secase.

¿Cómo combatimos el Oídio?

Por experiencias de muchos cultivadores, y propias, ante cualquier agente patógeno lo más importante es la prevención y control, es lo más eficaz y económico para evitar la proliferación y desarrollo del Oídio, o de cualquier otro agente patógeno que quiera acosar o invadir nuestros cultivos. Pero si aun con todo –mantener unas medidas básicas de control y prevención correctas–, el cultivo, o plantas, llegase a resultar dañado por este hongo, lo más conveniente –al igual que explicaremos con otros patógenos– sería, antes de llevar a cabo cualquier tipo de tratamiento, la eliminación mediante la retirada o poda de las partes infectadas de las plantas, o con principio de estarlo. Una vez hecho esto, podremos tratar a nuestras plantas con algún fungicida (existe un fungicida biológico que va muy bien contra el Oídio). Al eliminar las partes dañadas deberemos tener cuidado de no tocar, con las manos o tijera, plantas sanas sin antes lavarnos y quitarnos los guantes, a fin de evitar propagar las esporas del Oídio. También se puede aplicar algún remedio casero clásico como es el bicarbonato de toda la vida, el de casa, usando un par de cucharillas de postre pequeñas por cada dos litros de agua; una vez mezclado y disuelto lo aplicamos a nuestras plantas con un pulverizador, y las empapamos bien siempre y cuando se encuentren en fase de crecimiento, ya que si lo realizamos en floración dañaríamos las flores.

Fusarium

Hablar del Fusarium es hablar de uno de los patógenos más duros y temidos por cualquier agricultor o cultivador. Se trata de un hongo filamentoso del reino Fungi de la familia Nectriaceae y del género Fusarium. Se encuentra ampliamente distribuido por el suelo; es capaz de sobrevivir en agua, suelos y se alimenta de materiales en descomposición. Es fácil que aparezca en cultivos tanto en exterior como en interior, sobre todo aquellos que se realizan con sistemas de cultivo hidropónicos o recirculación de agua, donde el Fusarium encuentra las condiciones y parámetros más que favorables para atacar. Año a año produce devastadores, cuantiosos y continuos daños en gran variedad de cultivos agrícolas por todo el mundo (incluida nuestra querida planta favorita) como también podredumbres de raíz en las plantas o muerte en los semilleros de clones y de brotes nuevos. Su ataque es letal; coloniza las raíces de las plantas para que luego continúe tapando los vasos de los conductos; eso hace a la planta amarillear, marchitar y mostrar una base del tallo con síntomas claros de calcificación, hasta que muere. El Fusarium es un agente patógeno temible y el causante de más de un centenar de patologías vegetales, entre las que desgraciadamente destaca la “enfermedad de Panamá” (los bananeros de Panamá-fusarium oxysporum). Además, su casi inmunidad a cualquier remedio dado su amplia resistencia. Debemos saber que es un hongo resistente a los fungicidas -a prácticamente todos- y además tener muy en cuenta que algunas especies de Fusarium llegan a producir unas toxinas altamente perjudiciales y peligrosas, que podrían afectar gravemente la salud de los seres humanos si llegasen a entrar en la cadena alimentaria del hombre. Estas toxinas se conocen por el nombre de micotoxina (micotoxina tricoteceno t-2); a modo de comprobar su verdadero potencial, llegaron a ser usadas en varias ocasiones, y posteriormente pasaron a estar prohibidas en la guerra bacteriológica, para, unos años más tarde, acabar siendo el famoso “agente verde” que el gobierno norteamericano estudió para utilizar en el Plan Colombia contra las plantaciones de hoja de coca.

¿Cómo combatimos el Fusarium? ¿Qué se puede hacer contra él?

Una vez más, y comprobaremos que será una pauta repetitiva a lo largo de las próximas líneas, hablaremos de la prevención y el control. Para evitar problemas y disgustos innecesarios, la mejor manera de luchar contra el Fusarium es la prevención. Esta vez nos resultará muy económica y cómoda, ya que bastará con preparar un riego en el momento del trasplante al tiesto, o maceta, definitivo con una solución de agua mezclada con Trichoderma Harzianum. Se trata de un agente de control biológico de doble efecto beneficioso para nuestras plantas (y que resulta totalmente efectivo como preventivo) ya que coloniza la raíz y evita así que otro hongo lo haga, pero además de evitar que otro hongo colonice a la planta, también realiza una función de ayuda a las raíces de nuestras plantas favoreciendo considerablemente la estimulación del desarrollo radicular que hará que nuestras plantas estén más fuertes y sanas. Después de haber aplicado el Trichoderma, podemos estar tranquilos respecto del Fusarium ya que nuestras raíces colonizadas están plenamente protegidas.

Botrytis

La Botrytis se encuentra catalogada dentro del reino Fungi. Es un hongo Ascomicetes de micelios tabicados que produce ascosporas endógenas (si realiza reproducción sexual), o, si no, también mediante conidios: esporas asexuales e inmóviles formadas directamente a partir de una célula conidiogena para una reproducción asexual. Este agente patógeno cuenta con unas 22 especies conocidas de Botrytis, a las que debemos añadir un híbrido. Se puede encontrar en ambientes terrestres y acuáticos, incluso en la madera, estiércol, uñas, suelo, plumas, etcétera, y puede llegar incluso a ser parásitos del ser humano. Pero en lo que refiere a las plantas, es causante de diversas enfermedades descritas en la fitopatología, ciencia que se encarga del conocimiento, diagnóstico y control de las enfermedades que afectan a las plantas. El hongo de la Botrytis actúa al inducir la muerte celular de la planta atacada, lo que conlleva un decaimiento progresivo y continuo de las plantas, en las zonas que se encuentran o resultan afectadas por donde el hongo toma sus nutrientes. Resulta una plaga patógena más habitual en los cultivos de exterior, bien sean cultivos situados en balcones, huertas o en invernaderos(en este caso mediante el uso de ventiladores y de extractores podríamos crear un clima más adverso en lo referente a humedad y temperatura para que los patógenos no se desarrollen con tanta comodidad) aunque no la podemos ni mucho menos descartar en los interiores, ya que si se dan los parámetros adecuados, prolifera sin problemas y más si nuestras flores suelen salir grandes, densas y compactas (estas no respiran tan bien como las de tamaño medio o pequeño); es ahí donde pueden hacer acto de presencia. Si tras un control rutinario apreciamos alguna parte de la planta infectada, ya sea cogollo o una rama, debemos proceder inmediatamente a la retirada de esa parte infectada, e incluso quitar la flor o flores que estén tocando; aunque estas no parezcan infectadas debemos ser rigurosos y no pensar en quitar lo menos posible a fin de perder poco, sino lo que sea necesario.

¿Cómo combatimos la Botrytis?

La Botrytis ataca las flores o frutos, incluso a los bulbos y hojas, y genera podredumbre. Para combatirla lo más eficaz es la prevención y control, una vez más. Debemos observar bien cómo están nuestras plantas, y en cuanto notemos la mínima señal, cortar la zona afectada para evitar que se extienda. Tener una planta con un régimen de alimentación correcto y equilibrado, no haber cometido errores de peso a lo largo del cultivo, o no haber sometido a cualquier tipo de estrés a la planta, debería llevarnos a una planta o plantas sanas y fuertes, lo cual debe de hacer más difícil el ataque y colonización de cualquier plaga a nuestra planta; si la planta lo sufre, será más resistente al ataque. Ahora bien, una vez que haya flor, si entra el hongo, no soy partidario de pulverizar la planta con nada. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que darle más agua al cogollo es favorecer a las esporas y los hongos a que se desarrollen más; la humedad penetrará en nuestras flores y será difícil que salga, por lo que gran parte se quedará dentro y solo favorecería a las esporas. Otra cosa es que el ataque se dé en crecimiento; en ese caso, y sin la presencia de flores en nuestras plantas, no estaría mal utilizar algún producto, de ser posible biológico, para poder combatir y controlar ese ataque antes de que comience la floración.

Alternaria

La Alternaria es un hongo ascomiceto (ascomycotos) que se encuentra en el reino Fungi. Es de la familia Pleosporales y del género pleosporaceae, que se reproduce por esporas. Se trata, además, de un patógeno conocido por su capacidad para producir daños, que es igual a su capacidad de resistencia. Para que nos hagamos una idea de su capacidad real de ataque y producción de daños, basta con decir que es el responsable de aproximadamente un 20 % de las pérdidas mundiales anuales agrícolas (las causan algunas de las 44 especies de Alternarias que existen). Resulta ser peligrosa incluso para el propio ser humano y los animales, ya que puede producir afecciones tales como alergias, rinitis, asma y diversos trastornos de salud denominados alternariatoxicosis. Son omnipresentes en el ambiente (sus esporas se encuentran suspendidas en el aire, suelo, tierra, agua, etc.) y uno de los agentes activos en la descomposición. Pero no todos los aspectos que posee este tipo de hongo son negativos; se utilizan, y con una buena efectividad, como elementos de biocontrol y controladores biológicos de especies de plantas invasoras (plantas no autóctonas que generan y producen determinados cambios en los ecosistemas naturales; llegan incluso a hacer peligrar la biodiversidad) que inconscientemente, y de forma insensata y errónea, el ser humano introduce donde no debe.

¿Cómo combatimos la Alternaria? 

La Alternaria se puede dar en cultivos de exterior y de interior, aunque donde más estragos causa, desde siempre, es en exterior. Además, y tal como decíamos antes, resulta más que resistente a la hora de intentar erradicarlo; es un objetivo casi imposible. Lo único que resulta eficaz es mantener un control continuo; y ante cualquier síntoma que presente una planta, quitarla del área de cultivo. Resultará más práctico sustituir las plantas de un área de cultivo que combatir la Alternaria para eliminarla, algo que no conseguiremos. Hay que recordar que la mejor forma de evitar que cualquiera de estos agentes patógenos, u otros, invadan el cultivo y dañen nuestras plantas es la prevención y control asiduo, ya que siempre resultará más fácil atajar una infección si no damos tiempo a que se extienda y se propague.

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