Liberar la marihuana del tráfico, a los cultivadores de la cárcel y a los enfermos del dolor

Soft Secrets
09 Oct 2017
Dispensario Nacional, Greenlife, Fasimc y BOCI de Arica, son los primeros cuatro clubes cannábicos legalmente constituidos en Chile. Sus asociados pueden acceder de manera legal y segura a cannabis medicinal. Estos clubes y los que se encuentran en tramitación, se unen en la Federación Nacional de Asociaciones Cannábicas de Chile. Pretenden constituirse como un actor político que proteja férreamente el acceso al cannabis, contribuyendo así a una regulación responsable, acorde a la realidad. En el 2016 la ONG Latinoamérica Reforma abrió la primera consulta médica cannábica de Chile, donde doctores de distintas disciplinas recetan cannabis medicinal para el tratamiento de alguna patología. “Como activistas, nos dimos cuenta de que la receta médica podría ser una herramienta útil para nuestros pacientes, al ser un medio de prueba contundente del uso personal y medicinal de cannabis, lo que no constituye delito en la legislación chilena. Como médicos podemos recetar cannabis con fines terapéuticos y sugerimos el autocultivo, pero muchos de nuestros pacientes no saben nada sobre cultivo, o por la patología que padecen no están en condiciones de cuidar las plantas”, explica el Dr. Sergio Sánchez, fundador y director de la ONG Latinoamérica Reforma. Liberar la marihuana del tráfico, a los cultivadores de la cárcel y a los enfermos del dolor ( Chile ) Ese mismo año, diversos grupos de usuarios y cultivadores se acercaron a la ONG para iniciar un trabajo conjunto, que los llevó a concretar una nueva iniciativa: fundar clubes cannábicos, medicinales. El desafío era muy grande puesto que no había nada parecido en el país, tampoco existía una regulación gubernamental clara al respecto. Se partió por implementar un modelo probado en el extranjero que, gracias a ciertas adaptaciones, hoy no transgrede la ley antidrogas chilena —la tristemente célebre 20.000—, puesto que no hay comercialización, ni tráfico. En muy poco tiempo se formalizaron las cuatro organizaciones, tres en Santiago y una en Arica, constituyéndose todas con su respectiva personalidad jurídica y empezando a dispensar casi de inmediato. Este tipo de asociaciones cannábicas se plantean como una alternativa a los megacultivos. Al ser de menor envergadura, su implementación y gestión es mucho más simple y sus bajos costos permiten un mayor acceso al cannabis. Con este sistema, además, se enriquece el intercambio de conocimiento entre médicos y cultivadores respecto de la naturaleza de la planta y sus efectos, uniendo dos ámbitos que tradicionalmente parecían tan contrarios. Botánica Orgánica Cannabis Internacional (BOCI) Club de Arica, ubicado en un lugar estratégico del país, no solo tiene asociados locales abarcando todo el Norte Grande, sino que también apoya a usuarios hasta Rancagua, ubicado en la mitad del largo Chile. Los colegas de BOCI no se circunscriben a las fronteras. “Trabajamos con muchas personas del norte del país, pero damos un fuerte sustento a quienes usan cannabis para enfrentar complicadas patologías en Perú, llevando información y buscando la forma más eficiente de llegar a ellos, de la manera más segura posible”, explica su directora, Yersey Pérez. “Vimos que había una necesidad de un grupo de madres por aprender a cultivar y mejorar sus cultivos y también la disposición de cultivar cepas medicinales altas en CBD, y esta fue una interesante forma de hacerlo, ya que todo se hace de manera legal”, afirma Gabo, presidente de BOCI.

De organización local a institución nacional

En diciembre del 2016 se llevó a cabo la primera reunión de clubes cannábicos, donde se gestó un proyecto para construir una institución política que defienda el derecho al uso personal y medicinal del cannabis. Se decidió crear un organismo consultivo, de regulación y certificación: la Federación Nacional de Asociaciones Cannábicas de Chile (FENAC). Su actual presidente y además director de Greenlife, uno de los clubes de la asociación, Enrique Cáceres, señala que “las asociaciones son el corazón de este modelo. Además, la Federación juega un papel vital: internamente deberá velar por las buenas prácticas dentro de cada club, ya sea en el ámbito agrícola, contable, e inclusive en su democracia interna. Externamente, se busca influir en el desarrollo de políticas sobre regulación, resguardar a los ciudadanos de intentos de privatizaciones y, ante todo, garantizar un mínimo de autonomía y soberanía personal no transable con la institucionalidad. Un verdadero ejemplo de democracia participativa y autorregulación ciudadana”, acota. [caption id="attachment_3974" align="alignnone" width="500"]Liberar la marihuana del tráfico, a los cultivadores de la cárcel y a los enfermos del dolor ( Chile ) Los activistas del club BOCI de Arica.[/caption] Ignacio Espinoza es el encargado de materializar el nacimiento jurídico de la FENAC y además representó a Greenlife en el recurso de amparo preventivo ante la Corte Suprema de Justicia. Señala que “con la puesta en marcha de este tipo de organizaciones civiles se lleva a la práctica, de muy buena manera, el principio de subsidiariedad, consagrado en el artículo primero de nuestra Constitución Política, y que puede explicarse como aquel principio en virtud del cual los ciudadanos tienen las instancias civiles para organizarse con miras a satisfacer necesidades comunes con plena autonomía del Estado”. La Federación, en su rol certificador interno, debe supervisar los cultivos de los clubes periódicamente, para asegurar su calidad y el cumplimiento de la normativa. “Estamos preocupados de dar un estricto rigor al cumplimiento de las normativas sanitarias del país, en el uso de fertilizantes, plaguicidas, condiciones sanitarias y ambientales básicas en los lugares de trabajo”, aclara Sebastián Arévalo, ingeniero agrícola y certificador de los cultivos de FENAC. “En tanto la Federación sea capaz de ser un organismo fuerte en dar soluciones concretas a los clubes que se están conformando, tendremos más asociaciones participando y la organización tendrá más influencia en la regulación respecto al uso del cannabis. Creemos ser un aporte real y sustancial en la mejora en la calidad de vida de muchas personas”, plantea Andrés Pérez, vicepresidente de la FENAC y director de la Fundación de Apoyo Social, Integral y Medicinal del Cannabis (FASIMC). “Somos cultivadores desde hace años y siempre buscábamos compartir la experiencia benéfica del cannabis, teníamos la idea, se nos planteó esta oportunidad y la llevamos a cabo. Tenemos el conocimiento que nos ha dado la práctica y pensamos que podemos ser un aporte para mejorar la calidad de vida de mucha gente”, asegura Hans Ureta, director de FASIMC. La FENAC será la primera experiencia de este tipo en Chile. Pese al gran movimiento activista que se ha organizado en el país, cuyos liderazgos han movido el debate hacia el derecho y la no discriminación de los usuarios de cannabis, no existió, hasta ahora, ningún proyecto que haya logrado agrupar a las organizaciones en torno a un objetivo común. La federación estaría viendo sus primeras luces en estos meses, y si bien cada asociado es autónomo, el organismo pretende plantearse como un ente fiscalizador de las buenas prácticas del acceso al cannabis. Se espera que cada club o asociación nueva que se constituya, se integre a este organismo para que el club asociado encuentre respuestas y apoyo para la consecución de sus proyectos. “Es trascendental velar porque no se produzca el tráfico ilícito, la venta a menores de edad, venta a terceros y que una persona no pueda pertenecer a varios clubes al mismo tiempo, a menos que no alcance a dispensar la cantidad que requiera”, explica Luis Quintanilla, secretario de la FENAC y director de Dispensario Nacional. “Entre todos debemos cuidar lo que hemos forjado hasta ahora, queremos que siempre mejore en todos los sentidos y por ello hay que evitar prácticas que nos perjudican, y en eso cumplimos un papel fundamental, en cuidarnos a nosotros mismos, y ese es el sentido de la federación”, aclara. La invitación es a organizarse y a trabajar por un objetivo común que libere al cannabis del mercado negro, a los usuarios de la cárcel y a los enfermos de su dolor. También a organizarse y a trabajar por un objetivo nacional en común, a formar asociaciones cannábicas por todo Chile, liberándola al fin del narcotráfico, a los usuarios de la cárcel y a los enfermos de su dolor.

Iquique también firma su recurso

Para esta Marcha Mundial de la Marihuana 2017, los Amigos del Cannabis (ADC) de Iquique lanzaron algo más que el hashtag: #LoPersonalEsLegal. Lanzaron una campaña de recursos de amparo. Cada ciudadano puede firmar su pedido de amparo que será presentado a las autoridades judiciales a la brevedad. El objetivo es reclamar el derecho ciudadano, que los activistas entienden que las propias leyes del país lo habilitan, a plantar cannabis. Liberar la marihuana del tráfico, a los cultivadores de la cárcel y a los enfermos del dolor ( Chile ) “Más que un cambio en la ley queremos que se respete lo que la ley dice en este momento. El uso personal, el cultivo personal y exclusivo es legal y debería respetarse eso”, explicó a Soft Secrets Jaime Rojas, de ADC Iquique. Con el recurso buscan “evitar el accionar de la policía y el Ministerio Público con respecto a los cultivos personales de cannabis. Eso nos va a dar más garantías de que no nos van a llevar las plantas”, explicó Rojas. Tanto en internet como en la marcha mundial de la marihuana buscaron las firmas para presentar el recurso de amparo ante la justicia. A golpes se aprende, dice el dicho popular. Miembros de los ADC. Iquique han ido a parar a los tribunales. El caso de Danitza y Milton, una pareja que cosechaba cannabis para hacer aceite y repartirlo en la comunidad, consiguieron un informe de una perito de la Defensoría Penal Pública —que entrevistó a la directiva y cada miembro de ADC Iquique—, quien señaló que la asociación hacía un bien a la sociedad, que eran una organización benéfica que protegía a sus socios. Algo que los hace esperanzarse con el reconocimiento pleno de todas las instituciones públicas. Los activistas buscan los resquicios que la legalidad permite para avanzar, ya que no creen en el proyecto de ley que tramita el congreso chileno. El límite de plantas y otros asuntos han hecho caer en el descrédito la propuesta. “Estamos en contra del proyecto que se está tramitando de las seis plantas que al final es una. La cultura cannábica ha ido avanzando a nivel nacional y les pedimos que se pongan al día, que actualicen las leyes. Que se respete el carácter personal del cannabis que nosotros estamos defendiendo”, dijo Rojas. por Mariela Hernández, de Latinoamérica Reforma
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