Todo era una fiesta hasta que llegaron los Carabineros

Soft Secrets
01 Sep 2017

La celebración anual cannábica estuvo marcada por el color, humos de todo tipo y la clara consigna de “no más presos por plantar”. Más o menos la misma consigna de hace doce años. La marcha “Cultiva tus Derechos” en Santiago de Chile estuvo genial, hasta que la represión policial de los Carabineros se hizo sentir de manera inusitada.


En el 2005 el expresidente Ricardo Lagos promulgó la ley 20.000, mediante la cual el cannabis fue clasificado en lista 1 de drogas como “sustancia productora de graves efectos tóxicos o daños considerables a la salud”. La ley permitió que a los usuarios se los tratara como traficantes, comenzando un debate que perdura hasta nuestros días. Es ese año, y producto de la mencionada ley, que distintos grupos de activistas encabezados por Movimental, realizaron la primera versión de la Marcha Cultiva Tus Derechos. Esta fue autoconvocada y pudo plasmar en las calles la fuerza de un movimiento social que recién comenzaba a articularse. [caption id="attachment_3861" align="alignnone" width="500"] Foto: Jeremy Garrido.[/caption] “La idea de generar esta marcha nació en un contexto de mucha convulsión social, donde estaba cayendo mucha gente presa por plantar y por lo mismo abundaba en Chile la marihuana prensada de pésima calidad, generando un riesgo para la salud de los usuarios. La marcha, junto a otros factores, ha contribuido a generar cohesión social, que los usuarios dejen de sentirse tratados como delincuentes y que se inicie un proceso de mayor apertura en torno a una práctica cada vez más normalizada como es el uso del cannabis”, cuenta Nicolás Espinoza, presidente de Movimental. “Sabemos que cultivar para el consumo personal en Chile es lícito, y es por ello que no vamos a tolerar seguir siendo perseguidos y criminalizados por cultivar nuestro derecho. No podemos permitir que nuestras plantas sean incautadas, lo cual muchas veces significa dejar sin tratamiento a un niño, una niña o pacientes adultos que están sufriendo”, señaló Ana María Gazmuri, directora ejecutiva de Fundación Daya, en el acto final de cierre de la manifestación.

No más presos por plantar

Como cada año, la movilización se enmarcó en la Marcha Mundial de la Marihuana, una manifestación a nivel mundial que busca proteger e impulsar los derechos de los usuarios de cannabis. En Chile se hizo foco en frenar las detenciones injustificadas de los usuarios que, pese a no tener un consumo problemático, han debido enfrentarse a la justicia. Hay un gran aumento de imputados por cultivo y tenencia de cannabis, ya que en los primeros cuatro meses del 2017 se han imputado a 1.070 personas, una cifra muy cercana al total de todo el año 2016, cuando se imputó a 1.438 personas, según información del Ministerio Público.

Fiesta de colores

Desde Iquique a Valdivia hay 2.500 kilómetros. Pero la MMM unió los distantes puntos y otros tantos entremedio. El escenario principal fue el dispuesto en Santiago, donde cerca de 80.000 personas de todas las edades salieron a marchar el 3 de junio por la avenida Bernardo O’Higgins, principal vía de la capital de Chile, para exigir una nueva política de drogas que resguarde de mejor manera los derechos a la salud, seguridad pública y la autonomía personal, tanto de los usuarios medicinales como recreativos de cannabis en Chile. En el acto, Espinoza de Movimental, señaló que “las autoridades han hecho poco y nada por mejorar la situación de miles de usuarios medicinales y recreativos. La ley actual es ineficiente e injusta. Estamos reunidos para decirle al gobierno y la clase política que no queremos maquillajes insuficientes. Hoy estamos acá para gritarles fuerte y claro que no queremos más daños hacia gente inocente. No queremos más cultivadores encerrados. No queremos más madres con miedo a cultivar cannabis para sus hijos enfermos, no queremos seguirle comprando al traficante de turno, necesitamos con urgencia una regulación efectiva y sensata. No queremos más daños”.

Carabineros y permisos

Los organizadores se toparon con una serie de dificultades emanadas de las autoridades. “Decidimos, tal como otras movilizaciones sociales, poner el foco en la marcha y su recorrido. Evitamos que esta marcha se trasforme en un carrete (fiesta entre amigos en Chile), principalmente por los altos costos asociados. Somos una asociación sin fines de lucro y gestionar 20 toneladas de basura ha sido una complicación otros años”, señala Nicolás Espinoza, presidente de Movimental. Pese a que el objetivo se cumplió, haciendo un fuerte llamado en redes sociales y también desde el escenario para que los participantes se responsabilizaran de la basura y evitar cualquier tipo de desorden, la marcha no terminó de la mejor forma por la acción de Carabineros. El lugar estaba lleno de gas lacrimógeno y apenas terminó la actividad en el escenario principal, desocuparon la Alameda con contingente de Fuerzas Especiales. Lo anterior se suma a la actitud de la Intendencia, que tras tramitar con un exceso de requerimientos la autorización de la marcha, optó por cambiarla de día (era el domingo y se movió al sábado) con apenas 4 días de anticipación.

Criminalizando la medicina

Existe un importante número de pacientes que tratan sus patologías a base de cannabis y que han debido enfrentar procedimientos policiales. Esto, a pesar de que el autocultivo de cannabis está permitido por la actual legislación chilena. Cabe recordar que la ley vigente en Chile permite el cultivo de cannabis siempre y cuando la producción vegetal esté destinada al “consumo personal, exclusivo y próximo en el tiempo”. A pesar de que el autocultivo en Chile no es delito y no requiere autorización alguna, la confusa redacción de la ley ha permitido una incorrecta interpretación por parte de las policías y fiscales, quienes tienen a cargo la persecución penal. Es por ello que algunos usuarios medicinales han sufrido la incautación de sus cultivos y en algunos casos han resultado detenidos. “Sabemos que cultivar para el consumo personal en Chile es lícito y es por ello que no vamos a tolerar seguir siendo perseguidos y criminalizados por cultivar nuestro derecho. No podemos permitir que nuestras plantas sean incautadas, porque muchas veces significa dejar sin tratamiento a un niño, una niña o pacientes adultos que están sufriendo”, señaló Ana María Gazmuri, directora ejecutiva de Fundación Daya en el acto final de cierre de la manifestación. Text: Lucho Thompson

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