MARCHA MUNDIAL POR LA MARIHUANA, SANTIAGO DE CHILE

Soft Secrets
30 Aug 2015

#MMM2015


#MMM2015
 

Al frente de la marcha que avanzaba por la Avenida Libertador Bernardo O´Higgins en dirección al este, el cigarro de cannabis más grande de la manifestación se recostaba encima de carro alegórico. Solamente de cerca pude constatar que no era un canuto real, aquel inmenso cigarrillo de marihuana hasta tiraba humo por la punta. Brincando sobre aquel gigantesco cigarrillo aprovechaban el aventón dos de los tantos personajes del movimiento cannábico de Chile. Uno era Angello Bragazzi, preso por vender semillas de cannabis en 2006. Había lugar para todos. Hasta para un Súper Héroe que conocido en el mundo del cannabis chileno como “Weedman”, hombre de la hierba, en inglés. Apareció en la marcha de 2013 y nunca más se fue. Simón Marambio desarrolló el disfraz junto a sus amigos para transformarse en un personaje reconocido por los chilenos cannábicos. Arriba del cigarro gigante, su traje verde y capa roja —confeccionada por su madre—, le hacen recibir halagos y más de uno le pide fotos.

Weedman grita lo que muchos repiten: “¡cannabisneros! ¡cannabisneros!”, aludiendo a los carabineros de Chile, es una de las bromas preferidas de personaje. Cuando Simón era niño tenía miedo a fumar por las constantes charlas del colegio en Pucón, varios kilómetros al sur de Santiago. Le decían “que iba a caer a otras drogas”, y el mítico arsenal discursivo prohibicionista de escuela conocido por todos nosotros.  

Vestido de terno y corbata —su uniforme laboral—días después de la marcha, Marambio, el hombre de la hierba hace memoria y confiesa: “ahora es el momento”. En “tres años el crecimiento ha sido impresionante, en cantidad de gente y en la conciencia de las personas. Porque se fuman un pito y se ponen a pensar”.

 

Fumando La Moneda

 

La marcha comenzó en la plaza Los Héroes ubicada en Santiago Centro, eran las once de la mañana del domingo siete de junio. El recorrido permitió a los manifestantes pasar por la casa del gobierno chileno. Más de uno se dio el gusto de encender su porro en La Moneda aprovechando la ausencia de represión que en cualquier otra ocasión hubiera llevado al volao’ al calabozo. Los carabineros fueron testigos de un comportamiento pacífico. Había bastantes familias y globos, pancartas y disfraces alusivos a la causa cannábica componían una acuarela verde, una coalición legalizadora.

 

12:30. Domingo 7 de junio. Gonzalo Tapia está agachado ordenando inciensos. Está ubicado a un costado del escenario. Espera que llegue el resto de la marcha que aún viene caminando. En la tabla ya están alineados algunos bongs de acrílico, pipas, papelillos y una gama importante de productos relacionados con el cannabis. Está preparado para la ocasión, no es ningún principiante. “Hace ocho años vendo papelillos y esas cosas. Semillas hace como dos.” Tapia participó en cinco ocasiones vendiendo sus productos y ha visto el crecimiento de las convocatorias, así como la gran competencia que generó la tímida pero pujante apertura al mercado de la marihuana.

 

Los grandes medios de prensa chilenos dijeron que marcharon 15 mil personas. Otros mencionaron una concurrencia que sobrepasó las 150 mil almas. Pasados algunos días, Movimental rechazó las cifras que la prensa oficial chilena difundió, para los organizadores la manifestación congregó 400 mil personas.

 

Como fuera esto no es una cuestión de números es una cuestión de argumentos. Por eso los miles de asistentes marchamos hasta Providencia, porque tenemos algo para decir.

 

Globos y alfileres

 

A pesar de la alegría que sobrevolaba como los globos en el activismo cannábico existe la sensación de que el gobierno no está apoyando las demandas y menos aún las respuestas a diversas peticiones. El nombramiento de Mariano Montenegro semanas antes, como nuevo director del SENDA, es interpretado por muchos en el movimiento como un claro mensaje de que el gobierno no cederá a la presión. Montenegro secundó el proyecto que elevó al cannabis a la Lista 1 de drogas duras en el anterior gobierno de Bachelet.

 

Nicolás Espinoza, activista de Movimental, pidió dejar de lado el eufemismo de las semillas de cannabis de colección y decirles a las semas por su nombre: autocultivo. Hubo un llamado explícito al cultivo en el hogar, al auto-abastecimiento, a quitarle poder al narcotráfico. Por eso el llamado a la desobediencia civil es una voz cada vez más escuchada.

 

El ejemplo más cruel de este llamado a traspasar los límites de lo legal —no ya de lo socialmente aceptado— es el de Mamá Cultiva. Las madres que plantan para darle aceite a sus hijos que lo necesitan para mejorar. “Si una de las madres que cultiva se va presa nos vamos todos”, dice Espinoza.

 

En la misma línea Cecilia Heyder, primera usuaria medicinal de Sativex, tomó el micrófono para llamar a quebrar lo injusto: la ilegalidad de cannabis. La acompañaban Pablo Meléndez, cultivador de Fundación Daya; Jaime Parada, concejal de Providencia y el diputado Alberto Robles, promotor de una ley que se discute en su cámara.

 

Paulina Bobadilla de Mamá Cultiva, también estaba de pie, en el estrado. “Vinimos el año pasado y no había tantas familias como ahora, estamos bien contentos con esta convocatoria. Creemos que cada día más, las familias ven más una luz de esperanza en el cannabis”.

 

También bregó por “que la presidenta dé la cara, eso es lo que queremos. Aquí demuestra que no le importa nuestro dolor”, acusó.

Alejandra también estaba parada, pero a nivel del piso, entre los manifestantes, con su hijo. “Los niños llegan a una edad que tenés que explicarles las cosas porque sino empiezan a hablar inadecuadamente en lugares donde te pueden perjudicar. No debería ser así po’. Por algo esta marcha: para que no pase eso. Para que una plantita no sea ilegal, que no se penalice.”
Saliendo del closet Este año Movimental se mostró especialmente interesado en instalar una nueva política de drogas en general y una regulación sobre el cannabis. “La salud y la libertad no pueden esperar”, decía una de las consignas en el escenario. Estaba allí la gente de Daya y de Mamá Cultiva. También el concejal Jaime Parada, conocido por su defensa a la diversidad sexual. Parada invitó a que los políticos salieran de “ese closet que no permite reconocer que nos fumamos un pito”. Cecilia Heyder, usuaria de Sativex, llamó al cultivo sin miedo para demostrar que manda el pueblo. Pablo Melendez, uno de los cultivadores del proyecto de La Florida de Daya pidió a las autoridades que se comprenda el mensaje: “nosotros somos gente pacifica, gente buena, defendiendo una sustancia” dijo. Por aquellos días también se conoció que la psicóloga Paulina Gonzales de Triagrama, fue absuelta por el cultivo ilegal de cannabis que se la acusaba. La Corte Suprema entendió que la psicóloga es una productora de materias primas para uso personal.  

De esta manera se quebró el paradigma de que el cultivador es traficante hasta que se compruebe lo contrario. Para varios fue un avance. Sin embargo, la desinformación hace creer que es lícito cultivar. Esto no es cierto, en Chile no existe la jurisprudencia, es decir que un fallo sea precedente para otro caso igual. Por ende cada caso será visto de manera particular. Lo cual no deja de ser un avance, pero te vas fumar a los pacos y los juzgados. Mejor seguir peleando por la normalización del cultivo. Arriba los que fuman.

   
 

S
Soft Secrets