Cannabis terapéutico

Soft Secrets
22 May 2015

El efecto terapéutico de una variedad de cannabis está determinado por el porcentaje de cannabinoides, terpenos, flavonoides y otras sustancias activas que encontramos en las diferentes variedades o cepas. Conozca cómo dosificar y administrar la vaporización, el uso tópico y las tinturas medicianles.


El efecto terapéutico de una variedad de cannabis está determinado por el porcentaje de cannabinoides, terpenos, flavonoides y otras sustancias activas que encontramos en las diferentes variedades o cepas. Conozca cómo dosificar y administrar la vaporización, el uso tópico y las tinturas medicianles.

Los cannabinoides son químicamente terpenofenoles, por lo que es predecible que los terpenos propiamente dichos actúen por la misma vía que los cannabinoides; a través de receptores del sistema endocannabinoide. Imagina unas 130 moléculas interactuando con sus propios efectos terapéuticos. Compitiendo por unos receptores determinados en los diferentes tejidos y células. Realmente, la planta de cannabis es una despensa de sustancias activas, interesantes desde el punto de vista terapéutico.

Cuantificación de cannabinoides

Si tuviéramos la información de los porcentajes de los diferentes componentes de las variedades de cannabis, podríamos predecir con cierta exactitud los efectos en los pacientes o consumidores. Por supuesto, conociendo previamente los efectos de los diferentes cannabinoides y terpenos.

Los terpenos son sustancias volátiles, por lo que su cuantificación se realiza mediante cromatografía. Es una técnica que sirve para caracterizar compuestos a partir de una mezcla compleja. Actualmente, la técnica más precisa para la cuantificación de componentes del cannabis es la cromatografía de columna líquida de alta precisión o HPLC.

La información del porcentaje se obtiene analizando una muestra de tamizado de flores, o extracto de una variedad, mediante un proceso que requiere maquinaria específica: un cromatógrafo. Debemos tener presente que no todas las técnicas de cromatografía, ni cromatógrafos tienen la misma precisión.

Realizar cromatografías no es barato por el momento, pero si queremos dosificar de manera precisa, tenemos que saber las cantidades de cannabinoides y terpenos que utilizamos. La muestra se obtiene de tamizar flores apicales, medias y basales, para obtener un promedio de la planta, aunque una muestra de extracto o dilución también se puede cromatografiar. Se puede realizar la cromatografía con 1gr de tamizado o extracto, sin problemas.

El resultado de una cromatografía nos indica la cantidad de cada cannabinoide o terpeno analizado. Si tuviéramos una hipotética variedad con un 10% de THC, directamente sabemos que en 100mgrs de muestra hay 10mgrs de THC. En 1gr tendríamos 100mgrs y así sucesivamente.

Si diluimos 1gr de tamizado de cogollo de una variedad con un 20% de THC en 2 ml de aceite, tendríamos 200mgrs de THC en 2 ml. Los cálculos son sencillas reglas de tres, pero siempre hay que tener en cuenta que hablamos de miligramos al dosificar. Debemos tener claras las equivalencias.

Dado que los diferentes cannabinoides tienen efectos diversos, al igual que los terpenos, conociendo la cantidad de cannabinoides y terpenos de las variedades a utilizar, podemos usar las diferentes variedades en función de la enfermedad o sintomatología que presente el paciente. De cierta manera nos permite individualizar el tratamiento. Lo que no es fácil, ya que el efecto final del cannabis siempre depende de múltiples factores. Cualquier consumidor sabe que una misma dosis no tiene siempre el mismo efecto, incluso en el mismo paciente. Es muy probable que incluso tenga relación con la hora del día en la que se administra la dosis.

Los cannabinoides se pueden administrar por diferentes vías, aunque la más común es la inhalación de cannabis tras combustión, al fumar un “porro”, que puede estar o no mezclado con tabaco. Debemos tener en cuenta que la combustión de cannabis sin mezclarlo con tabaco también genera sustancias cancerígenas y tóxicas.

Durante la combustión también se pierden cannabinoides y terpenos. Se pueden llegar a desaprovechar un 50% a 70% del total de cannabinoides. Las vías de administración de un fármaco deben utilizar ciertos criterios. Debe intentarse una administración indolora, que la absorción sea regular y que obtengamos la mayor biodisponibilidad del producto, en este caso los cannabinoides.

La biodisponibilidad de un fármaco sería más o menos la relación entre la dosis de la sustancia administrada y el nivel que obtenemos en sangre pasado cierto tiempo, que también se puede cuantificar. En el caso del cannabis, la vía con mejor biodisponibilidad es sin duda la vía respiratoria. Podemos administrar también cannabinoides generalmente disueltos en etanol para absorción intraoral, a través de la mucosa de la cavidad bucal, con una titntura. El etanol es un buen disolvente para los cannabinoides. La mucosa intraoral y sublingual permiten una rápida absorción, aunque hay quien discute esta vía.

Ingestión

La vía oral presenta de entrada algunos problemas y también algunas ventajas. La biodisponibilidad en este caso es muy variable, lo cual no es buen parámetro, ya que indica que dando las mismas dosis a diferentes pacientes, no encontraremos los mismos niveles en sangre, serán diferentes y variables. Una buena disponibilidad determinaría niveles en sangre parecidos en los pacientes. Con pocas variaciones , la dosificación es mas fácil. Podemos tardar unas 2 semanas en conseguir estabilizar un tratamiento en relación a las dosis. Por eso es importante empezar con dosis bajas, hasta encontrar la óptima, sobre todo si utilizamos la vía oral. Otro problema es que el efecto tarda en aparecer entre media hora y una hora después de la toma. La variabilidad depende de cada individuo y del momento del día y la actividad. Además de esto el efecto es mas potente y duradero que cuando se inhala. Siempre teniendo en cuenta las dosis claro.

¿Cuánto más potente? Pues depende de cada individuo y de las dosis. Ya que como hemos dicho la biodisponibilidad vía oral es mala. En el último estudio publicado por Canada Health en 2013, indican que la dosis oral equivale a 2,5 veces la dosis inhalada. Es decir que si inhalamos 5 mgrs de THC , esto equivaldría a tomar vía oral 12,5 mgrs de THC. Multiplicamos por 2,5 la dosis a inhalar y obtenemos la dosis vía oral.

De todas formas, personalmente no tengo muy claro de donde sale este factor de conversión…. Pero dado quien lo publica, creo que puede ser información útil. De todas formas, esto contrastaría con el dato anterior , referente a la mayor potencia del efecto vía oral , si además multiplicamos por 2,5 la dosis a inhalar , seria lógico pensar que los efectos serán aun mas potentes , pero probablemente este factor de conversión viene a compensar la mala biodisponibilidad del cannabis vía oral.

La duración del efecto puede ser de seis a 12 horas en algunos casos, aunque es un tema de difícil valoración objetiva, ya que influyen muchos factores individuales. Que la duración de los efectos sea prolongada puede ser una desventaja según la actividad que tenga que desarrollar el paciente , ya que algunos cannabinoides son psicoactivos y pueden limitar las habilidades y el control para ciertas tareas en la vida cotidiana. 

La gran ventaja es la dosificación. Es imprescindible conocer los porcentajes de cannabinoides de la variedad que vamos a utilizar. Si tenemos la porcentuación de cannabinoides realizada con garantías, podemos llegar a obtener diluciones en las que conocemos la dosis de cannabinoides de manera exacta.

También podemos obtener de manera bastante aproximada las dosis con la planta entera, es decir utilizando los ''cogollos'', preparando a peso las dosis que necesitemos. Las diluciones son un vehículo muy útil para la administración vía oral , ya que podemos dosificar de manera exacta, para el paciente solo representa ingerir unas gotas de aceite de oliva o etanol sin desnaturalizar.

El aceite de oliva es muy buen disolvente para realizar diluciones. Sobre todo en relación a preservar los terpenos. Se puede añadir a multitud de alimentos fácilmente. Pero siempre con mucho cuidado. Se pueden preparar también extractos de planta en cápsulas para ingerir con dosificaciones correctas. Todo esto facilita que pacientes no fumadores o que no pueden acceder a un vaporizador sean tratados con cannabinoides de manera correcta y controlada. 

Aplicación transdérmica

Otra vía que puede ser útil para algunos pacientes es la administración transdérmica, es decir a través de la piel. Como los cannabinoides se disuelven bien en grasas y por sus características lipofílicas, se absorben de manera eficiente como para tratar patologías sin tener que recurrir a otras vías. Es fácil preparar con cera de abeja y aceite cremas para aplicación tópica.

Las podemos utilizar tanto en patologías crónicas, artrosis, fibromialgia y enfermedades reumáticas. También en patologías agudas como esguinces, contusiones, artritis, tendinitis, etc. Los preparados ricos en CBD tienen efecto antinflamatorio y antiproliferativo, por lo que son efectivos en casos de psoriasis y dermatitis hiperqueratósicas, así como eccemas secos.

Si asociamos a los cannabinoides limoneno, mejoramos la absorción transdérmica, ya que este terpeno tiene la función de facilitar la difusión transdérmica de otros compuestos, entre otras acciones. No se detectan niveles en sangre tras la aplicación tópica de cannabinoides que puedan causar efecto psicoactivo en el paciente. Además las formulaciones para aplicar de manera tópica suelen ser básicamente ricas en CBD, aunque también el THC es efectivo. En definitiva hay que tener en cuenta la patología a tratar. No pensemos que el cannabis es útil siempre, hay que valorar los casos y el paciente.

Vaporización

La vía inhalada mediante vaporizador es la que personalmente me parece más adecuada, pero como siempre el paciente utilizara la vía que considere más valida según sus características personales. Como hemos comentado anteriormente , al no haber combustión, no hay derivados cancerígenos, ni otras sustancias que se generan tras la combustión. Actualmente tenemos en el mercado vaporizadores competentes, que nos garantizan precisión en la temperatura de vaporización. Esto es importante, porque cuanto más rango de temperaturas podamos seleccionar, aprovecharemos mejor la planta y podremos seleccionar de cierta manera los cannabinoides a inhalar.

Si vaporizamos tamizado de planta, debemos tener en cuenta que la humedad de la hierba influirá en la temperatura óptima de vaporización de los cannabinoides. Sobre los 157º C a 165º C se vaporiza el THC , y el CBD sobre los 178º a 190º. Si inhalamos a 157º C tomaremos el THC por tanto habrá mas efecto psicoactivo y predominancia de los efectos producidos por el THC.

Si queremos conseguir el máximo provecho de la planta para poder inhalar el mayor número y cantidad de cannabinoides, terpenos, flavonoides, entre otros, debemos trabajar a unos 200º C como máximo. Siempre  comprobando que no haya combustión que produzca el consabido humo. Los terpenos en general de la planta del cannabis se vaporizan en un rango que va desde los 156º C a los 219º C, por lo que pondríamos esta temperatura como la máxima.

Ya que hay vaporizadores preparados para utilizar extractos, en este caso trabajaremos a temperaturas de rango 200º C a 230º C dada la densidad del producto a vaporizar. Podríamos decir, generalizando, que las variedades índicas las inhalaríamos a 180º C a 200º C. Las sativas entre 160º C a 170º  y los híbridos equilibrados (50%-50%) sobre los 170º C a 180º C aproximadamente.

Aunque repito que sobre los 200º aproximadamente obtenemos el mejor aprovechamiento de los principios activos. Ya que el efecto es muy rápido, el paciente puede valorar tras cada inhalación si la dosis es suficiente. Esto teóricamente personaliza la dosificación del tratamiento, lo cual es una ventaja importante. Lo ideal es calcular las dosis por kilo de peso. Respecto al THC hablaríamos de 0,5mgr a 1 mgr por kilo de peso al día, repartidos en varias dosis, por ejemplo cada seis u ocho horas. Para un paciente de 70kgs de peso correspondería a  70mgrs máximo al día, 17,5mgrs cada 6 horas por ejemplo. En el caso del CBD, hablaríamos de dosis más altas, de 3 a 5mgrs por kilo de peso al día, pero sin pasar de 600mgrs día, que es el máximo autorizado por Foods and Drugs Administration (FDA) de Estados Unidos para ensayos clínicos. También repartimos en varias dosis.

La conclusión es que podemos dosificar los cannabinoides de la planta de manera muy aceptable a partir del porcentaje de cannabinoides de la variedad que vayamos a utilizar. Esta información tiene su coste,  pero para su uso terapéutico es imprescindible conocer la cantidad de cannabinoides y terpenos que estamos utilizando. Cuanta más información tengamos de la composición de las diferentes variedades, mejor podremos utilizar sus recursos terapéuticos. 

 

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