Adios Jelen

Exitable
24 Sep 2014

Es difícil explicar quién era Marcelo Jelen a los que no vivieron en Uruguay. A los que leyeron solamente algunos de sus artículos en este periódico. Diremos lo básico, que sobre todo era un periodista con brillo que dejó un valioso legado para las generaciones más jóvenes. Una herencia en el bar y cientos de miles de páginas escritas. Entre ellas, su libro "Traficantes de Realidad", un ensayo de periodismo puro y duro escrito en Uruguay, pero que se puede leer en todo el mundo.


En ese libro escribía: “suele decirse que las noticias son hechos, pero no lo son. Así como el pan es harina manipulada para que el público la coma, la noticia es información manipulada para que el público la consuma. Esa manipulación implica ocultamientos. Los periodistas, encubridores profesionales, deben ocultar. Día a día, buscan la mejor forma de resolver una ecuación diabólica: cómo lograr el máximo de difusión con el mínimo de ocultamiento, igual que los médicos matan tejido sano para curar un cáncer”.

Marcelo vivió para el periodismo, para el buen periodismo, el humano, el que estaba donde los demás no estaban, el que hablaba de putas y de planchas (flaites, villeros). Molestaba concienzudamente al poder (político, religioso y los prejuicios morales) porque no era condescendiente con nada, no se casaba con nadie excepto con quien lee el periódico. Marcelo manipulaba con honestidad intelectual la harina para hacer ese pan que todos comíamos. Tal vez lo hacía con la dosis justa de honestidad, con la que todos los periodistas nos debemos mover. Ni más, ni menos. Parece escucharlo parafrasear a Juan Carlos Onetti, diciendo que la forma más repugnante de mentir es decir la verdad, ocultando el alma de los hechos. La escritura de Jelen era arrolladora por su estilo pero también porque iba directo al alma de los hechos.

A finales de los ochenta Jelen recorría Montevideo, su ciudad, que no va a ser la misma sin él. Enfocaba la mirada y afilaba su máquina de escribir con grandes reportajes políticos y crónicas del under montevideano. Fue cambiando de redacciones y comenzó a dar clases en una universidad. Hasta que llegaron sus columnas en La Diaria, un diario que es una cooperativa. Ahí se sintió a sus anchas y conquistó a los lectores con las columnas de opinión más inteligentes que se hayan publicado en Montevideo en los últimos años, no sabría precisar cuántos.

Allí, fue el primero en publicar la locura que significó la detención de los cultivadores Alicia Castilla y Mauricio Balitzki, casos que motivaron la presentación de una ley para regular la tenencia y el autocultivo de la marihuana. 

Cuando se enteró que su vieja amiga de asambleas estudiantiles Laura Blanco, junto a su compañero Juan Vaz, iban a lanzar la Asociación de Estudios del Cannabis del Uruguay (AECU) inmediatamente se puso a su lado. Fue de los que estampó su firma para pedir a las autoridades que la sociedad cannábica, la primera en Uruguay, fuera reconocida legalmente como una asociación civil. Y se consiguió, AECU y después el porro fueron legales.

El equipo de Soft Secrets lamenta su fallecimiento con doble tristeza. Tipos como él no tienen reemplazo posible. Descanse Marcelo.

E
Exitable